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Como un avance a una mesa de negociaciones estancada, se vio en Colombia el hecho de que el Eln buscara establecer una hoja de ruta para llegar a un cese el fuego. No obstante, al leerse como condiciones, el rechazo en varios sectores de la sociedad colombiana se hizo sentir ante el comunicado.
En su misiva, el Eln aseguró que “el cese bilateral consiste en la no realización de acciones ofensivas entre las dos partes, lo que se acompañaría con alivios humanitarios, que rebajen intensidad al conflicto y beneficien a la población”. Por este motivo, enumeró una serie de condiciones:
En primer lugar cesar “la agresión contra el movimiento popular y las tendencias políticas que están por los cambios en Colombia, y tomar medidas concretas frente a las autoridades y mandos de la fuerza pública que están aliados con el paramilitarismo”.
También frenar “el incumplimiento de acuerdos de garantías en Derechos Humanos, adquiridos con el movimiento social”; parar “las acciones que provocan confinamiento, desplazamiento, bloqueo y control de alimentos, medicamentos y bienes necesarios para el trabajo y supervivencia de las comunidades”; suspender “la judicialización de los líderes sociales y de la protesta social”; y acabar “el hacinamiento infrahumano de la población carcelaria, con medidas efectivas de alivio humanitario”.
No obstante, expertos consultados por EL COLOMBIANO expresaron críticas a la forma como el grupo guerrillero destapó sus cartas sobre el cese el fuego. Para León Valencia, analista del conflicto armado y director de la fundación Paz y Reconciliación, “si bien es natural una serie de condiciones para un desescalamiento del conflicto, no es conveniente para el proceso hacerlas de forma pública, ya que se hace más difícil pactar las cosas. No es la mejor metodología, porque distintos sectores pueden entrar a entorpecer la negociación. En La Habana la discusión con las Farc se dio directamente entre las partes”.
Por su parte, Carlos Arturo Velandia, analista del conflicto y excombatiente de dicha guerrilla, aseguró que en su concepto “no puede haber condiciones. El cese del fuego y hostilidades debe lograrse de manera integral y no se puede complicar con asuntos judiciales. Se debe hablar de lo que ambas partes pueden controlar, de forma pragmática. Además, el cese el fuego es condición previa para ahí sí dialogar sin obstáculos sobre los temas de la agenda”.
En los últimos días se ha visto mucho más progreso tanto en la mesa de negociaciones en Quito, como en el discurso utilizado por el Eln. De hecho, en su comunicado de ayer, el grupo guerrillero reiteró “su voluntad de avanzar hacia un cese el fuego bilateral, y espera del Gobierno un compromiso serio a la hora de pactar una suspensión de las afecciones a la población”.
Los analistas consideraron que hay un salto notable en un proceso que en algunos momentos se vio estancado. En ello señalan la influencia de la Iglesia Católica y la certeza de la gira del Papa Francisco por Colombia en septiembre.
“El Eln escucha mucho al clero, porque sus máximos líderes históricos pertenecían al mismo, y ven la visita del Pontífice como una oportunidad. Es algo que le pone un acelerador al tema del cese de hostilidades, porque ya estamos a pocos meses de que inicie. Por supuesto que las condiciones son algo natural del proceso”, opinó Valencia.
Velandia coincidió con la posición de León Valencia: “Está bien que el Eln ponga sus cartas sobre la mesa para que nadie se llame a engaños en el proceso. Demuestra que hay voluntad de ellos para llegar al cese el fuego. En ello ha influido la Iglesia, sin duda, porque se trata de todo un acontecimiento la gira del Papa en un contexto de implementación de acuerdos de paz con las Farc”..
Salsero a ultranza. Volante de salida. San Lázaro me protege antes del cierre. Máster en Periodismo - El Mundo (España). Redactor Internacional - El Colombiano.