La tierra vuelve a la tierra. Y el campesino vuelve a la tierra. Así describió el labriego Manuel Estrada todos los sentimientos que lo embargaron al escuchar su nombre en el momento en el que recibió el título de su parcela en la hacienda Las Tangas, finca que fue el fortín de los Castaño y los grupos paramilitares que lo desplazaron.
Los predios de esta finca fueron restituidos ayer a 106 familias que tuvieron que salir de sus terrenos cuando los paramilitares, con fusil en mano, los obligaron a entregarles las extensas llanuras fértiles.
Manuel recuerda que la situación para ellos se volvió insoportable, y una tarde, luego de la tercera amenaza, decidieron irse. “Ellos nos dijeron que abandonáramos la tierra o nos moríamos y nosotros decidimos irnos lejos”, recordó.
Los títulos de propiedad fueron entregados a las 106 familias por el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri. “La Hacienda Las Tangas será hogar de nuestros campesinos. Adiós a la violencia. Estamos sembrando la paz en el campo”, les dijo el ministro con la entrega de las 1.000 hectáreas.
La Nueva Esperanza
Como queriendo exorcizar un pasado lleno de muerte, dolor y luto, los campesinos que recibieron los títulos de propiedad de la hacienda las Tangas, decidieron cambiarle el nombre por La Nueva Esperanza.
Rodrigo Torres Velásquez, director de la Unidad de Restitución de Tierras (URT) en Córdoba, indicó que con este acto, los campesinos “quieren hacer un acto de exorcismo a esos predios para que haya una nueva esperanza con el fin de desligarse de ese pasado funesto que les tocó vivir”.
Por eso Américo García, otro de los campesinos restituidos, expresó que están tratando de dejar atrás el pasado oscuro, “y que nos brille la luz de la esperanza hacia el futuro. Acá no tenemos presión de ningún grupo, y estamos muy contentos en nuestras tierras trabajando con libertad”.
Es modelo de restitución
Según datos de la Unidad de Restitución de Tierras, en zona rural de Valencia, Córdoba, 670 familias han solicitado la restitución de predios los cuales suman 16.500 hectáreas, lo que ubica a esa localidad como la segunda con mayor número de reclamaciones, después de Montería.
Ricardo Sabogal, director nacional de la URT, dijo que las fincas Santa Paula y Las Tangas son “un modelo de restitución porque los campesinos quieren retornar”. En ese departamento, han sido restituidas 2.500 hectáreas a 315 familias en Santa Paula, Cedro Cocido y ahora en la hacienda Nueva Esperanza.