viernes
7 y 9
7 y 9
La colectividad carga con la mancha que le dejó la guerra. El partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), que surgió tras la firma del Acuerdo de Paz, entregó cero avales a las gobernaciones del país. Y de los más de mil municipios que tiene Colombia, solo tiene 14 candidatos oficiales a alcaldías. Además, las colectividades de izquierda le negaron la entrada a sus coaliciones.
Cuando el partido nació tenía otros objetivos. “Queremos ser Gobierno o hacer parte de él”, fue la consigna del líder del grupo, Rodrigo Londoño, durante el discurso en la plaza de Bolívar de Bogotá, en 2017. Hoy, las cifras muestran un panorama distinto al que proclamó, y sus opciones de ser gobierno se ven lejanas.
De esta forma, es la colectividad que entregó menos avales en el país: solo 248. Sus apuestas se encuentran en los concejos, para los que tienen 205 candidatos; las asambleas, con 17 y las juntas administradoras locales, con 13, según indicó un informe de la Misión de Observación Electoral (MOE).
En Antioquia solo tiene un candidato a alcaldía, Juan David Sepúlveda en Toledo. Sumado a ello, las listas no completaron el número máximo a proveer –como lo permite la ley–. De los 21 posibles al Concejo tiene cinco aspirantes y de los 26 potenciales a la Asamblea postuló a tres.
El acuerdo que no fue
Dentro de su estrategia quiso apostarle a un convenio alternativo, con las colectividades de izquierda, como Colombia Humana, la UP, el Polo, el Mais y otros movimientos emergentes.
Sin embargo, a pesar de tres meses de discusión, el acuerdo no se dio. Ocho días antes de la fecha de cierre de las inscripciones, “nos sacaron de la convergencia”, indicó el candidato a la Asamblea del partido Farc, Elmer Arrieta. Agrega que les dijeron que no podían estar en la coalición con el logo, pues eso restaba votos y no sumaba nada.
Para el docente del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, John Fredy Bedoya, este hecho se presenta porque “en un territorio uribista como Antioquia, el logo de Farc en una coalición terminaría restando votos y no cautivándolos”.
Inclusive, de las colectividades que apoyaron el Acuerdo de Paz, como el Partido Verde, La U y Cambio Radical, ninguna le abrió las puertas.
Cabe resaltar que la suerte tampoco jugó a su favor. El mes antes de la inscripción, el caso del exguerrillero Jesús Santrich se tomó las portadas de los diarios y el estigma en su contra aumentó.
La huella de la guerra
La sede principal del partido en Antioquia, ubicada en Medellín, funciona con la puerta cerrada, un papel pegado en la entrada con letras en negrilla les recuerda mantenerla así. La casa es antigua, esta bien pintada, pero no tiene la rosa roja, el logo característico dibujado en el exterior. Es una fachada normal, como cualquier otra del barrio. Evitan a cualquier costo llamar la atención.
Algo similar sucedió con los avales en Antioquia, la cifras muestran que no tienen candidatos y ninguno tiene el logo por temas de seguridad. Para sus militantes, el fantasma de lo ocurrido con la Unión Patriótica sigue vivo y prefieren evitarlo.
Esto lo refleja el testimonio del coordinador político del partido en el Área Metropolitana, Marcos Urbano, quien explicó que para sus miembros todavía es difícil salir a la calle con los logos, ya que “eso crea temor en la gente. El miedo es ir a los barrios y a todo lo que pueda ser público”.
Para el docente de Ciencia Política de la Universidad Nacional, Alejo Vargas, el partido carga con estigmas porque “no hay un ambiente de reconciliación, existe un recorderis reiterado a los hechos que cometió como organización en armas y esto causa un handicap negativo”.
Finalmente, la colectividad y sus miembros, a pesar del panorama, consideran que es un momento para darse a conocer como partido. “Estas campañas son de aprendizaje, vamos a ir disminuidos, pero llevaremos el mensaje que somos actores políticos, que cargamos con una historia muy compleja, pero ya somos políticos y buscamos una reivindicación”, concluyó Urbano.