L o que más sorprendió a varios de los magistrados invitados el miércoles fue ver la Casa de Nariño en penumbras. Ese enorme caserón que es bien difícil hacerlo cálido, tenía un aspecto lúgubre. Alguien explicó que cuando el Presidente no está no se prenden las luces de Palacio. Sin embargo, los más altos dignatarios de la justicia del país estaban allí, con sus mejores galas, para la que sería la primera reunión con el mandatario desde que asumió el poder hace ya casi cuatro meses.
La escena era surrealista. El propio presidente Gustavo Petro los había invitado a cenar a Palacio. Y de repente no había nada. Nadie les explicaba qué pasaba. El ministro de Justicia, Néstor Osuna, allí presente, les decía lo poco que él sabía, que el Presidente estaba en Medellín. Todos pensaban que era una cosa de tiempo, que en cualquier momento tomaba un avión, y cumplía su compromiso.
En la noche del miércoles, después del acto de reconocimiento de responsabilidad y pedido de perdón por las masacres de Ituango, se tenía previsto que Petro regresara desde Medellín a Bogotá. Allí lo esperaban, nada menos, que los presidentes de las altas cortes, entre ellos la de la Constitucional, Cristina Pardo; el de la Suprema, Aroldo Quiroz; y Carlos Moreno, del Consejo de Estado. Pero el mandatario nunca llegó y los dejó “metidos” a todos, primero, en la posesión de Juan Carlos Cortés y Marjorie Zúñiga, como magistrados de la Corte Constitucional y la Suprema, respectivamente. Y después, con la cena.
¿La razón? El presidente prefirió quedarse en la capital de Antioquia, o al menos eso fue lo que dijeron, para hablar con el alcalde Daniel Quintero. Lo curioso es que ayer en todo el día tampoco apareció y al final de la tarde la Casa de Nariño dijo que el mandatario estaba en cama por un virus.
No es la primera vez en lo poco que va del gobierno que el presidente no aparece y luego se habla de quebrantos de salud, que para algunos conocedores son más una excusa para cubrir su incumplimiento o situaciones que el primer mandatario no ha querido hacer públicas.
Dejar plantadas a las altas cortes en pleno, invitadas a su casa, siendo él el anfitrión, es un acto de irrespeto con la rama judicial sin precedentes en el país. Y más si la explicación es que simplemente se extendió su charla con un alcalde.
La supuesta reunión con el alcalde no figuraba en la agenda oficial del Presidente. Pero lo que sí estaba “planillado” era su arribo a Bogotá para posesionar a los juristas a las 6:00 p.m. “Para muchos, fácilmente es el día más importante de sus vidas”, contó una fuente judicial.
No obstante, pasaban los minutos y, como temían los magistrados, se cumplió el presagio: como otras veces, Petro no apareció. La molestia y la desazón imperaba en el recinto, y se palpaba en los rostros no solo de Cortés, sino de la propia presidenta de la Corte Constitucional, Cristina Pardo. La incomodidad amenazaba con volverse enfado, mientras que los propios funcionarios de la Presidencia –sin respuestas desde Medellín– se mostraban desconcertados.
Por si le faltaba algo al cuadro, al ambiente oscurecido en Palacio se sumó la incertidumbre, pues no había claridad de quién posesionaría a Cortés y Zúñiga. Tal era el desconcierto, que entre todos comenzaron a conversar y se sugirió que fuera el secretario Jurídico de Presidencia, Vladimir Fernández, quien los posesionara.
Se comentó en ese momento que la magistrada Pardo, cuando fue secretaria jurídica de Santos, había tenido que proceder en igual sentido.
Y así ocurrió: un funcionario de menor rango que el Presidente y los mismos magistrados –algunos de ellos, incluso, profesores suyos– terminó tomando el juramento.
También hubo quienes en voz baja cuestionaron si había vicios en el procedimiento, pues el encargado de la posesión debería ser el Jefe de Estado. Algunos fueron más allá y recordaron cuando, en 2008, el entonces presidente Álvaro Uribe se negó a posesionar al magistrado Jorge Castillo y en la Corte Suprema resolvieron efectuar el trámite por su cuenta, desconocer al mandatario y juramentar a su compañero ante testigos.
Fue tal el descontento que se vivió el miércoles por el desplante, que los presidentes de las altas cortes se marcharon rápidamente. El Ministro de Justicia, Néstor Iván Osuna, tratando de hacer menos amargo el trago invitó a las familias de los posesionados a tomar una copa de vino en el Salón de los Gobelinos.
Lo cierto es que la comida para 70 personas se perdió. Los presidentes de las Cortes se fueron tan pronto se dieron cuenta de que Petro, ni un video o un audio de él ofreciendo excusas, iba a aparecer.
“Hubo mucho malestar, ellos lo tomaron de la peor manera”, dijo un asistente. “El magistrado Cortés es una persona muy tranquila, que seguro habrá dicho ‘algo se le presentó al Presidente y ya’, y por eso la cosa no subió de tono. Pero basta ver su cara en las fotos: sí fue un desplante muy feo. Unos compran vestido y todo, para que los dejen metidos. Muy jarto”, señaló un allegado al magistrado.
Y es que el Jefe de Estado ya les ha “quedado mal” a los juristas en al menos cuatro oportunidades, por no hablar de cuando dejó “con los crespos hechos” al propio Ministro de Justicia en su posesión. ¿Petro no quiere asumir las responsabilidades de Jefe de Estado? o ¿tiene una condición que no se lo permite?.