Cada senador y representante empezará a recibir, mes a mes, la cifra de 43 millones de pesos como salario. El sueldo sufrió un aumento y se les desembolsará sin condición. Llegará, incluso, a los funcionarios que no van a sesiones, no debaten y tampoco presentan proposiciones.
La idea de bajarle el millonario salario a los congresistas tomó fuerza en la consulta anticorrupción de 2018. La primera pregunta de ese mecanismo le pedía a la ciudadanía sentar postura sobre la reducción del salario de los congresistas de 40 a 25 salarios mínimos mensuales. Desde entonces, en cada legislatura, se presentan proyectos de ley en el mismo sentido. Todos han fracasado.
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Básicamente, el impedimento para que este tipo de proyectos vea la luz es el mismo Congreso. Son los senadores y los representantes quienes se han opuesto y han hundido las iniciativas que pretenden disminuir sus los sueldos.
“Yo me opongo a la forma como ascienden los salarios de los congresistas antes y ahora, pero corregir ese procedimiento no es del presidente es de la ley y la ley la hace el Congreso. Los salarios de los congresistas se rigen por una ley y no por un decreto autónomo del presidente”, dijo el presidente Gustavo Petro.