Las relaciones de Colombia con Estados Unidos rondan –desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de ese país– entre dos temas principales: la crisis en Venezuela y el aumento de cultivos ilícitos. Así lo ratificó la reunión ayer en Cartagena entre el presidente Iván Duque y el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo.
El encargado de aconsejar la política internacional del presidente republicano cerró en Colombia una serie de encuentros con mandatarios aliados en la región: Jair Bolsonaro, recién posesionado en Brasil y Martín Vizcarra en Perú. En esta ocasión, su visita tenía una fecha clara en mente: el 10 de enero, cuando Nicolás Maduro se ratifique en la presidencia de Venezuela pese a que su reelección fue desconocida por la Organización de Estados Americanos (OEA) en julio del año pasado, al considerarla fraudulenta.
Aunque la ronda diplomática de Pompeo no dejó clara la respuesta concreta que darán los países de la región a la continuación del régimen chavista –por ejemplo, si EE. UU. romperá relaciones diplomáticas con Venezuela–, sí demostró que esta reacción se dará en bloque y con Colombia como uno de los actores.
Preocupación por cultivos
El respaldo en el tema geopolítico contrastó con el rechazo del gobierno de Estados Unidos frente al aumento de cultivos ilícitos en Colombia.
Pompeo recalcó la preocupación de su país ante los números de la producción de cocaína, en ascenso desde 2013, un hecho que en 2018 llevó a que el gobierno de Trump amenazara con descertificar a Colombia como un Estado comprometido con la lucha antidrogas.
Aunque esta advertencia no se concretó, la llamada narcotización de la relación entre ambos países sigue estando en la agenda. Frente a este punto la declaración de Pompeo, quien señaló que su país es consciente de que debe reducir la demanda, es un avance según lo que explica Camilo Kuan, asesor de políticas y programas de drogas: “Estados Unidos no le da ninguna cuenta a Colombia de lo que hace en términos de disminución del consumo en su territorio”, afirma Kuan.
Agrega que el reto del presidente Iván Duque, quien ha anunciado que retomará la fumigación con glifosato, estará en establecer una relación en términos de cooperación entre ambos países y no solo de rendición de cuentas.
Un apoyo con notas al pie
El año pasado el gobierno de Donald Trump canceló dos visitas presidenciales y una vicepresidencial a Colombia. David Castrillón, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado opina que, pese a que Colombia es el país llamado a aglutinar el rechazo a las violaciones democráticas del régimen de Venezuela, “en la práctica no ha sido el líder regional que Estados Unidos esperaría”.
Por esa razón, agrega, desde su llegada al poder Iván Duque se ha esforzado “por cumplir su promesa de campaña de estar aún más cercano a Estados Unidos, a través de la aplicación de una política tributaria alineada con la visión republicana y de la vuelta a la lucha frontal contra las drogas”.
Esta estrategia también la aplicado en las relaciones con Venezuela. Como señala Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, Duque ha hecho esfuerzos para abandonar la ambigüedad de su antecesor frente al régimen de Maduro, pero a su juicio el cambio de tono ha sido “quizá demasiado enérgico”.
Se refiere, en específico, a la decisión de Duque de nombrar un embajador en Venezuela, argumentando que no es un régimen democrático. Para Rodríguez, “es importante entablar una relación, independientemente de la dictadura, con nuestro principal vecino para evitar lógicas prebélicas”.
En cualquier caso, la postura ha surtido efectos, pues en su declaración Pompeo reconoció el rol de Colombia ante la situación de Venezuela. El funcionario estadounidense destacó, además, la tradición democrática colombiana y señaló que el país “ha hecho muchísimo para apoyar a más de un millón de venezolanos que escaparon de la crisis por el régimen de Maduro”.
La visita de Pompeo a Colombia, y en general a Latinoamérica, es una suerte de toma de lista de aliados de cara al 10 de enero, cuando paralelo a la posesión e maduro el Consejo de Seguridad de la OEA se reunirá para rechazar su perpetuación en el poder. A partir de este punto, afirma Castrillón, comenzará a aclararse la posición que, tras sus cambios de gobiernos, tendrán países como Colombia y Brasil en la lista de prioridades de Trump
94
millones de dólares ha recibido Colombia de EE. UU. para afrontar la migración venezolana, afirmó Pompeo.
50 %
es la meta de reducción de cultivos de coca en Colombia para 2023, según el secretario de Estado.