El narcotraficante al servicio del Clan del Golfo, Juan Larinson Castro Estupiñán (“Matamba”), era uno de los más buscados del país tras su fuga de la cárcel La Picota el pasado 18 de marzo. Sin embargo, con el anuncio de su muerte durante un operativo de la Policía, terminó un largo prontuario criminal para quien también era conocido como “El Viejo” en el cartel ilegal.
Por información sobre “Matamba”, oriundo de El Charco, Nariño, el gobierno estaba ofreciendo hasta 2.000 millones de pesos e Interpol había emitido circular roja, por lo que pasó a tener orden de captura vigente en 196 países del mundo.
Este líder de la filial del Clan del Golfo llamada “La Cordillera Sur”, que operaba en el Pacífico nariñense, fue dado de baja en Bolívar (Santander) y era acusado de secuestro, tortura, homicidio en persona protegida, desplazamiento forzado y concierto para delinquir, así como por delitos relacionados con narcotráfico, por los que era requerido en extradición por el Distrito Sur de la Florida (EE. UU).
De acuerdo con información de la Policía, la dinámica de narcotráfico de “Matamba” estaba enmarcada principalmente en el cobro de impuesto de gramaje a cultivadores de coca y redes narcotraficantes que ingresen a su área de influencia; en controlar centros de producción de clorhidrato de cocaína con plataforma de salida hacia Centroamérica y entablar los nexos criminales con carteles Mexicanos.
El historial delictivo
Según un expediente judicial de Justicia y Paz, Castro Estupiñán se enfiló en el Frente 29 de las extintas Farc entre 1996 y 1997.
Sin embargo, decidió sumarse a las fuerzas paramilitares hacia el 2000, cuando integró dos bloques de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), con las que finalmente se acogió al proceso de Justicia y Paz. Esto le permitió obtener libertad condicional tras ser capturado en diciembre de 2003 por un homicidio.
En ese momento, y con su proceso de verdad, “Matamba” confesó cerca de 30 crímenes cometidos por los bloques paramilitares que enfiló.