La cruzada por atender y brindarles una mejor calidad de vida a las personas que requieren un órgano, continúa con esfuerzos ingentes para lograr que sean más los donantes que se sumen permitiendo que sus órganos, después de fallecidos, puedan salvar una vida.
Por esto el aprovechamiento de la tecnología y los trabajos de innovación permite que se explore el desarrollo de órganos artificiales para brindarles esta alternativa a las personas que lo requieran.
Los órganos artificiales no son un asunto de ficción. Es una realidad en la que trabajan médicos e investigadores para conseguir los dispositivos más adecuados para ser instalados en el cuerpo humano. Gustavo Adolfo Zuluaga Valencia, internista nefrólogo y jefe de trasplante renal del Hospital Pablo Tobón Uribe, señala que estos se encuentran en una fase de desarrollo y que pronto, luego de que se cumplan las pruebas y requerimientos de los organismos de vigilancia necesarios, podrán ser usados.
“No hay ficción en esto. Los órganos y las estructuras existen. En ellas hay dos tendencias, una donde básicamente se está haciendo un órgano bioartificial y con unas estructuras que permiten limpiar los desechos tóxicos de la sangre, y esto se trabaja entre la Universidad Valderbilt, el MIT, y la Universidad de California, quienes desarrollan el prototipo”, comenta el médico.
Zuluaga Valencia se refiere específicamente al desarrollo de un proyecto de riñón que mejoraría las condiciones de vida de los pacientes que hoy en día deben someterse a diálisis o procesos de cuidado por las fallas de este órgano.
Según lo público la agencia EFE en abril último, “este riñón artificial implantable quirúrgicamente incorpora un microchip de silicio que funciona como un filtro, así como células renales vivas y según William H. Fissell IV, nefrólogo y profesor del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, ‘funcionará bajo el impulso del corazón del paciente, filtrando la corriente sanguínea que lo atraviesa’. Llevará componentes biológicos y tecnológicos y será del tamaño de una lata de refresco pequeña o una taza de café, como para que pueda ser implantado en el cuerpo de un paciente”.