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Entre enero y septiembre de 2020, 567 pacientes en Colombia recibieron un trasplante. De estos, 34 se encontraban en urgencia cero, es decir, en una carrera contrareloj para salvar sus vidas.
No obstante, actualmente en el país hay más de 3.000 personas a la espera de un trasplante de órganos o tejidos, según cifras del Instituto Nacional de Salud.
Y aunque desde las diversas entidades que conforman la Red Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos resaltan que gracias a la estrategia y lineamientos adelantados en el último año fue posible mitigar los trastornos que causó la pandemia, algunas de las cifras conocidas hasta ahora dan cuenta de un inevitable impacto negativo.
En 2019 hubo 417 donantes efectivos que beneficiaron a 1.302 pacientes, en tanto que en 2020 los donantes reales cayeron a 222. Las cifras de trasplantes de donantes cadavéricos disminuyeron en un 47 % entre 2019 y 2020, mientras que las de donantes vivos bajaron hasta el 18 %.
Adicional a esto, conforme expresa Diego Zuluaga, coordinador del Comité de Medicina Transfusional y Trasplantes de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación, “la capacidad logística se ha visto seriamente alterada por los recursos que demanda atender la pandemia. Esta es una operación (el proceso de donación) que requiere una logística amplia que incluye traslados aéreos y un numeroso personal (equipos médicos que superan las 30 personas)”.
En 2019, entre vuelos charter y comerciales, se realizaron 60 traslados aéreos de órganos rescatados con fines de trasplantes, actividad que se redujo a 40 en 2020.
Y aunque comprende que tanto pacientes como potenciales donantes sientan temores en medio de la actual crisis sanitaria asegura que el bienestar de todos los involucrados está garantizado.
“A los potenciales donantes se les agregó, entre los exámenes requeridos para avalarlos como tal, la prueba PCR. Si es negativa, puede hacerlo. Si en algún momento dio positivo, pero lleva más de tres semanas sin síntomas y arroja prueba negativa el equipo médico evalúa la condición del posible donante y el estado de órganos y tejidos” .
Es pertinente aclarar que las personas fallecidas a causa del covid no son aptas para donar, mientras que los pacientes que esperan recibir trasplante deben arrojar negativo en la prueba por el riesgo de rechazo del órgano.
El Ministerio de Salud ha adelantado una campaña en alianza con fundaciones y organizaciones para disipar dudas y temores de los pacientes trasplantados y quienes están en lista de espera respecto al plan de vacunación contra el covid.
En uno de estos encuentros, el pediatra e infectólogo, José Alejandro Mojica, adscrito a la Subdirección de Enfermedades Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social, señaló que la evidencia disponible avala los beneficios de las diferentes vacunas en pacientes trasplantados y en proceso para recibir órganos vitales.
Actualmente existen diferentes estudios a nivel internacional que evalúan la respuesta inmunológica de pacientes trasplantados que reciben la vacuna. La información disponible hasta el momento, respaldada por organizaciones médicas, concluye que los beneficios de la vacuna en dicha población supera cualquier eventual riesgo que se puede presentar. Las personas trasplantadas y en lista de espera se encuentran priorizadas en la etapa 3 de la fase 1 del plan de vacunación.
Aunque los traumatismos actuales responden a la coyuntura de la pandemia, el doctor William Cruz, médico de Uniandes e integrante de Fundonar, señala que el país debe seguir fortaleciendo sus esfuerzos y estrategias en torno a la donación de órganos y tejidos.
En promedio, 200.000 personas fallecen en Colombia cada año, de las cuales solo el 1,6% es posible donante, es decir, 3.300 personas. De estos, apenas 400 se convierten en donantes efectivos, según cifras entregadas por Minsalud.
Desde 2016, como lo estipula la Ley 1805, existe la presunción legal de donación de todos los colombianos mayores de 18 años, es decir, salvo que en vida la persona deje constancia de su oposición a que le sean extraídos sus órganos y tejidos, se entiende que son donantes potenciales y sus órganos pueden ser trasplantados mediante valoración médica, aun si la familia expresa su negativa.
Así es sobre el papel, porque conforme indica el doctor Cruz en la realidad pasar por encima de la voluntad de las familias tiene grandes implicaciones éticas.
“La entrevista con las familias sigue siendo un momento fundamental en el proceso de donación y exige un alto grado de empatía y asertividad en la comunicación. La negativa, muchas veces, se alimenta de mitos e ideas infundadas o desconocimiento, por ejemplo, muchos familiares confunden la muerte encefálica, en la que la persona es declarada legalmente muerta, con un estado de coma. Por eso el mejor camino para fortalecer la donación, aunque exista la ley, sigue siendo crear conciencia para que las personas dejen de manifiesto en vida su decisión de ayudar a salvar vidas”, expone.
“Es necesario hablar de estos asuntos fundamentales con nuestras familias; erradicar tabúes, buscar información calificada. No existen objeciones religiosas o culturales para manifestar nuestra voluntad de tener este acto de solidaridad”, dice Guarín.
Campañas como “Déjalo conversado” y “Mi familia dice sí” han encontrado una respuesta positiva entre los colombianos a la luz de las cifras que manejan diferentes organizaciones.
Por ejemplo, la Fundación Carviovascular de Colombia reportó que en 2020 la tasa de aceptación de las familias fue del 94 %. Hace cinco años diferentes entidades reportaban tasas de hasta el 60 % de rechazo entre las familias a la posibilidad de donación de órganos de sus familiares
Entre enero y septiembre de 2020, 567 pacientes en Colombia recibieron un trasplante. De estos, 34 se encontraban en urgencia cero, es decir, en una carrera contrareloj para salvar sus vidas.
No obstante, actualmente en el país hay más de 3.000 personas a la espera de un trasplante de órganos o tejidos, según cifras del Instituto Nacional de Salud.
Y aunque desde las diversas entidades que conforman la Red Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos resaltan que gracias a la estrategia y lineamientos adelantados en el último año fue posible mitigar los trastornos que causó la pandemia, algunas de las cifras conocidas hasta ahora dan cuenta de un inevitable impacto negativo.
En 2019 hubo 417 donantes efectivos que beneficiaron a 1.302 pacientes, en tanto que en 2020 los donantes reales cayeron a 222. Las cifras de transplantes de donantes cadavéricos disminuyeron en un 47% entre 2019 y 2020, mientras que las de donantes vivos bajaron hasta el 18%.
Causas tras el descenso
De acuerdo con Fernando Girón, vicepresidente científico de Colombiana de Trasplantes, entre los factores que han causado este panorama están el temor de donantes y pacientes al contagio por covid, ante lo cual han optado por evitar aceptar los procedimientos.
Adicional a esto, conforme expresa Diego Zuluaga, coordinador del Comité de Medicina Transfusional y Trasplantes de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación, “la capacidad logística se ha visto seriamente alterada por los recursos que demanda atender la pandemia. Esta es una operación (el proceso de donación) que requiere una logística amplia que incluye traslados aéreos y un numeroso personal (equipos médicos que superan las 30 personas)”.
En 2019, entre vuelos charter y comerciales, se realizaron 60 traslados aéreos de órganos rescatados con fines de trasplantes, actividad que se redujo a 40 en 2020.
Estrictos cuidados
La directora ejecutiva de Fundonar, Ximena Escobar, reconoce los contratiempos que ha debido enfrentar la Red Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos, aunque señala que sin los protocolos estrictos y el aumento de medidas habría sido imposible mantener la operación.
Y aunque comprende que tanto pacientes como potenciales donantes sientan temores en medio de la actual crisis sanitaria asegura que el bienestar de todos los involucrados está garantizado.
“A los potenciales donantes se les agregó, entre los exámenes requeridos para avalarlos como tal, la prueba PCR. Si es negativa, puede hacerlo. Si en algún momento dio positivo, pero lleva más de tres semanas sin síntomas y arroja prueba negativa el equipo médico evalúa la condición del posible donante y el estado de órganos y tejidos” .
Es pertinente aclarar que las personas fallecidas a causa del covid no son aptas para donar, mientras que los pacientes que esperan recibir trasplante deben arrojar negativo en la prueba por el riesgo de rechazo del órgano.
Trasplantes y vacunación
Una vez trasplantados, los pacientes deben mantener cuidados estrictos pues según explica Carolina Guarín, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Trasplantes, al estar inmunosuprimidos están no solo más propensos a contagiarse sino que los síntomas pueden ser más graves que los que padezca la población general.
El Ministerio de Salud ha adelantado una campaña en alianza con fundaciones y organizaciones para disipar dudas y temores de los pacientes trasplantados y quienes están en lista de espera respecto al plan de vacunación contra el covid.
En uno de estos encuentros, el pediatra e infectólogo, José Alejandro Mojica, adscrito a la Subdirección de Enfermedades Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social, señaló que la evidencia disponible avala los beneficios de las diferentes vacunas en pacientes trasplantados y en proceso para recibir órganos vitales.
Actualmente existen diferentes estudios a nivel internacional que evalúan la respuesta inmunológica de pacientes trasplantados que reciben la vacuna. La información disponible hasta el momento, respaldada por organizaciones médicas, concluye que los beneficios de la vacuna en dicha población supera cualquier eventual riesgo que se puede presentar. Las personas trasplantadas y en lista de espera se encuentran priorizados en la etapa 3 de la fase 1 del plan de vacunación.
Dejarlo conversado
Aunque los traumatismos actuales responden a la coyuntura de la pandemia, el doctor William Cruz, médico de Uniandes e integrante de Fundonar, señala que el país debe seguir fortaleciendo sus esfuerzos y estrategias en torno a la donación de órganos y tejidos.
En promedio, 200.000 personas fallecen en Colombia cada año, de las cuales solo el 1,6% es posible donante, es decir, 3.300 personas. De estos, apenas 400 se convierten en donantes efectivos, según cifras entregadas por Minsalud.
Desde 2016, como lo estipula la Ley 1805, existe la presunción legal de donación de todos los colombianos mayores de 18 años, es decir, salvo que en vida la persona deje constancia de su oposición a que le sean extraídos sus órganos y tejidos, se entiende que son donantes potenciales y sus órganos pueden ser trasplantados mediante valoración médica, aun si la familia expresa su negativa.
Así es sobre el papel, porque conforme indica el doctor Cruz en la realidad pasar por encima de la voluntad de las familias tiene grandes implicaciones éticas.
“La entrevista con las familias sigue siendo un momento fundamental en el proceso de donación y exige un alto grado de empatía y asertividad en la comunicación. La negativa, muchas veces, se alimenta de mitos e ideas infundadas o desconocimiento, por ejemplo, muchos familiares confunden la muerte encefálica, en la que la persona es declarada legalmente muerta, con un estado de coma. Por eso el mejor camino para fortalecer la donación, aunque exista la ley, sigue siendo crear conciencia para que las personas dejen de manifiesto en vida su decisión de ayudar a salvar vidas”, expone.
“Es necesario hablar de estos asuntos fundamentales con nuestras familias; erradicar tabúes, buscar información calificada. No existen objeciones religiosas o culturales para manifestar nuestra voluntad de tener este acto de solidaridad”, dice Guarín.
Campañas como “Déjalo conversado” y “Mi familia dice sí” han encontrado una respuesta positiva entre los colombianos a la luz de las cifras que manejan diferentes organizaciones.
Por ejemplo, la Fundación Carviovascular de Colombia reportó que en 2020 la tasa de aceptación de las familias fue del 94%. Hace cinco años diferentes entidades reportaban tasas de hasta el 60% de rechazo entre las familias a la posibilidad de donación de órganos de sus familiares.
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Soy periodista porque es la forma que encontré para enseñarle a mi hija que todos los días hay historias que valen la pena escuchar y contar.