El expresidente César Gaviria, director del Partido Liberal, invitó a almorzar en su apartamento en Bogotá a los congresistas de esa colectividad para tratar de subsanar las heridas que abrieron las fuertes rencillas que ha protagonizado en las últimas semanas con un grupo de 18 representantes a la Cámara que se le declaró en rebeldía para apoyar las reformas sociales del Gobierno.
Este evento a puerta cerrada, que se realizó el miércoles y que duró cerca de dos horas y media, contó con la presencia de 44 legisladores rojos y en el entorno del expresidente aseguraron que sirvió como un acto de reconciliación interna del partido. Pero esa versión oficial chocó con la que entregó el grupo de los 18 disidentes, que dice que las fricciones se mantienen latentes.
Gaviria dice que salió victorioso
Desde el entorno del expresidente le aseguraron a este diario que los 44 congresistas que asistieron al almuerzo lo hicieron para “respaldar sus decisiones” y señalaron que tras el encuentro, las diferencias internas quedaron “superadas y el partido salió fortalecido”.
Pese a ese positivismo, ese arreglo no está del todo claro, debido a que otras versiones de congresistas liberales que asistieron a la actividad coincidieron en que las diferencias se mantienen y en que el almuerzo se tornó tenso cuando le hicieron referencia a Gaviria sobre las posturas del partido frente a las reformas sociales.
Este diario pudo establecer que al inicio de la reunión el expresidente tomó la palabra para asegurar que el evento no tenía como fin hablar sobre política, sino que era una integración para tratar de limar las asperezas entre la Dirección Nacional y los legisladores.
No obstante, Leonardo Gallego Arroyave, representante por el Valle, tomó la palabra y rompió el hielo al referirse a la necesidad de cohesionar el partido de cara a las elecciones regionales de octubre.
Tras esta intervención, congresistas liberales que son afines al Gobierno decidieron pronunciarse para manifestar su preocupación al sentirse amenazados por el expresidente por cuenta de la carta en la que aseguró que quienes respaldaran las reformas de la Casa de Nariño podrían enfrentar delitos como cohecho y se expondrían a investigaciones de la Corte Suprema.
“Le manifestamos la preocupación porque dentro del partido se habla de 18 que se van a quedar sin avales, él (Gaviria) le puso la cara al tema y dijo que la entrega de avales es un tema por estudiar, pero al hablar sobre la postura frente a las reformas se molestó porque hoy no hay decisión de bancada”, le dijo a este diario uno de los representantes del grupo declarado en rebeldía, que pidió reservar su nombre.
Aunque Gaviria trató de transmitir que salió victorioso y que los 44 congresistas lo respaldaron, este grupo en rebeldía señaló que no hubo una decisión vinculante de la bancada y solo se trató de una actividad informal en la que no hubo una votación para anunciar ese respaldo generalizado.
Incluso, representantes del entorno de Gaviria como Julián Peinado reconocieron que no se tomó esa determinación y que fue un evento informal. “No se hizo llamado a lista ni se adelantaron actas de asistencia, pero quedó claro que existe un respaldo al expresidente del grueso de congresistas que reconoció que la jefatura sigue en su cabeza”, dijo.
La reunión concluyó con un ambiente tenso y sin decisiones de fondo, por lo que el conflicto interno sigue latente y con versiones encontradas entre el oficialismo y el grupo de congresistas rebeldes.