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Cuando fueron asesinadas por guerrilleros de las Farc el 23 de enero de 1994, las víctimas de La Chinita (barrio Obrero de Apartadó) estaban de fiesta. Ese momento de risas y música es el que quisieron estampar los sobrevivientes y familiares en una canción que ahora se convierte en himno para recordar de la mejor manera a esos seres queridos; además, quieren cambiarle el nombre a la calle en la que ocurrieron los hechos, que los tiene estigmatizados desde hace 26 años.
Al son de bullerengue sentado una parte de su canción dice: “miramos al cielo, miramos al cielo. Y le pregunto a mi Dios ¿qué nos ha de pasar? Fue difícil aprender a perdonar y perdonar, llorar y llorar pa’ el dolor sacar. Nos alejamos del rencor y el odio, Pa’ que el amor pudiera habitar”.
Esa estrofa resume el sentir de las familias y víctimas directas de la masacre: “Ya son más de dos décadas de lo ocurrido y hemos trabajado los duelos, en superar gran parte de este dolor tan intenso para todos. Nos preguntamos: ¿por qué no podía ser una canción, si en el momento en el que ocurrieron los hechos sonaba música de las víctimas? Elegimos ese ritmo porque así sentimos que les damos vida a todos ellos; también porque la mayoría de asesinados eran de la Costa y el Chocó, y la música tradicional de estas regiones es el bullerengue”, expresa Luz Marina Mosquera, sobreviviente e integrante del Colectivo La Chinita.
La publicación de la canción y un videoclip son parte del trabajo de ese grupo, el cual fue apoyado por el Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH. El colectivo está formado por 30 familias y por amigos de las 35 víctimas y 17 heridos que dejó el ataque.
Edinson Culma, coordinador de la estrategia de apoyo a iniciativas de memoria del CNMH, explicó que “no todo se trata de esclarecimiento en el trabajo de hacer memoria, en este caso ya sabíamos lo que había pasado. Nos dedicamos a conocer la vida de estas personas, que todo no se podía reducir al hecho violento, y a través de estos componentes encontramos el bullerengue sentado como una manera muy fuerte que tienen estas personas para expresarse”.
Para Claribel Cuello, una de las líderes del colectivo La Chinita, el resultado de este esfuerzo de las víctimas brinda una “alegría enorme y una satisfacción inmensa”, porque “pasamos por este dolor tan terrible de que nos arrebaten a alguien que queremos y decimos, cambiemos la página de dolor por una canción que nos dé alegría y nos llene de buenos recuerdos de nuestros seres queridos”.
Las acciones para fortalecer la memoria en la zona del barrio Obrero de Apartadó, va más allá de la canción. Silvia Berrocal, quien hace parte del colectivo, explicó que entre las principales acciones fue el cambio del nombre de la vía reconocida por ser el sitio de la matanza. “Nos duele que la gente siempre diga ‘la calle de la masacre’, eso se acabó porque entre todos decidimos un nuevo nombre y es el de llamarla la Calle de la Esperanza”.
Además, explicó Silvia, que entre otras obras se buscará la construcción de un monumento y un centro de memoria. “Seguiremos logrando cosas importantes. Todo por ellos, los que ya no están”, recalcó.
Periodista. Magíster en Comunicación de la Defensa y los Conflictos Armados de la Universidad Complutense de Madrid