Adiós y gracias
A finales del siglo pasado, en una gran empresa de Medellín, cuyo nombre no interesa para el cuento, el jefe de producción se llamaba Domingo Callejas y era muy rascapulgas con su chofer, que era Roberto Díaz. Las relaciones eran muy cortantes entre los dos, pero el jefe tenía que aguantarse al chofer porque este era primo de la esposa del gerente general.
Cierto...