El Parque Biblioteca de Belén —que del 15 al 19 de marzo celebra su cumpleaños número quince con programación cultural— es un espacio en la comuna 16 que permite el diálogo entre la cultura japonesa y la idiosincrasia antioqueña.
Está dividido en plazas. La primera, en la que está la fachada y queda sobre la carrera 76, es la de las personas. En el piso diferentes tonalidades del azul crean en ese espacio una sensación de oleaje, de mar que se encrespa y aquieta. Esto habla de los desafíos del mundo.
Luego viene la plaza del espejo del agua, uno de los espacios de la red de bibliotecas públicas de Medellín más fotografiados por habitantes y forasteros. El agua es una invitación a unir el mundo de abajo con el de arriba, un llamado a la contemplación. Una invitación zen. Al final está la plaza verde, de los árboles y el césped.
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Desde hace años las bibliotecas han vivido una transformación: han dejado de ser depósitos de libros o sitios para hacer las tareas escolares y se han convertido en espacios de encuentro comunitario. En este caso en el Parque Biblioteca de Belén la gente acude a leer, por supuesto, y también a aprender de los rituales japoneses —en el salón Japón, dotado con materiales bibliográficos de ese país—, de la historia de la comuna 16 —en el salón Mi Barrio— o a sentarse a conversar en los pasillos internos o externos. “Este es el espacio de referencia cultural del suroccidente del Valle del Aburrá”, dice Juan Rafael Fernández, director del Parque Biblioteca.