Cuando faltan solo quince días para la inauguración del nuevo Museo de Arte Moderno, lejos van ya las mezcladoras de cemento y doblan ya la esquina los albañiles cuyas manos empuñaron palustres para hacer crecer el local de los Talleres Robledo, en Ciudad del Río.
Ahora se pasean por los alrededores del flamante edificio jardineros con barrenos para abrir los huecos en los que sembrarán los árboles que adornarán el paisaje.
Adentro, como hormigas, trabajan los encargados de tener todo listo para la inauguración.
“Tenemos nueve proyectos expositivos”, dice el curador Emiliano Valdés, un guatemalteco que, tras varios años de estar vinculado al Museo, ocupa este cargo en propiedad desde 2014.
Y luego de pronunciar la expresión “proyectos expositivos”, indica que en la nueva estructura hay tres salas de exhibición, de las cuales, la más grande será la que ocupe la colección de la maestra Débora Arango.
Como son más de 200 piezas las que constituyen la donación de la artista en 1987, “se hace una selección importante de ella y, a la usanza de los museos del mundo, se hace una rotación de períodos más largos a los de las exposiciones temporales”, explica el curador. Por ejemplo, si una muestra temporal se exhibe de dos a cuatro meses, una de las llamadas permanentes, se rota cada uno o dos años. En el caso de la maestra colombiana, se dejará a disposición del público durante un año.
Otras dos muestras de las colecciones propias del Museo se están alistando para estrenar la construcción: la de los Salones Arturo y Rebeca Rabinovich y la Carpeta de Grabados de la Asociación Gráfica Panamericana, conseguida por el Museo recientemente.
El edificio de los Talleres Robledo, que ocupa el Mamm desde el 9 de agosto de 2009, tenía hasta ahora tres salas y una nave central.
Ahora contará también con cinco pisos para ser ocupados, no solamente con exposiciones de artes plásticas, sino con muestras de diseño, danza y música. Tiene un teatro para 250 personas: “pequeño, si se quiere, pero de primer nivel en cuanto a la tecnología de iluminación y sonido”, para presentaciones permanentes de conciertos, cine, festivales...
“Porque en la actualidad, casi no se establecen diferencias entre las prácticas artísticas. El arte se está volviendo más multidisciplinario... Y porque los museos son cada vez menos unos espacios donde se muestran cosas y cada vez más unos espacios donde suceden cosas”.
Cuando los pintores den el último brochazo y los electricistas instalen la última luminaria del nuevo edificio del Museo de Arte Moderno, tal vez el primero de septiembre se habrá terminado de invertir los 24 mil millones de pesos que costaron los trabajos. Al día siguiente abrirán las puertas.