Durante la violencia de los noventa en Medellín —época de bombas—, los eventos públicos estaban prohibidos tácitamente; pero ante el miedo, algunos líderes y entidades propusieron una agenda de entretenimiento, arte y cultura.
Dice el informe “Medellín: Memorias de una guerra urbana”, del Centro de Memoria Histórica, que festivales como el de Poesía, el de salsa de Latina Estéreo y el de cultura Bazarte, hicieron resistencia y acompañaron a los ciudadanos a encontrar alternativas a la guerra. Todo fue realizado por “artesanos, artistas, músicos, libreros e incluso escritores” en el sector de Suramericana, con aliados como Sura, el Museo de Arte Moderno y la Universidad Nacional.
Medellín es evidencia de la transformación que generan el arte y la cultura en la sociedad, por esto varias empresas privadas han apoyado organizaciones e iniciativas que cambian imaginarios en el territorio.
Sura lo ha hecho de manera ininterrumpida durante más de cincuenta años, así lo reconocen 16 organizaciones promotoras de la cultura y 59 ciudadanos y gestores del país en una carta que circuló esta semana en redes sociales, y que resalta ese trabajo de la multilatina, hoy objeto de una Oferta Pública de Adquisición por parte del Grupo Gilinski. De esta manera subrayan que el valor de una compañía no está tasado solamente en sus acciones, también en aquello que puede ser nombrado como inmaterial.
Los firmantes llaman “más allá de las consideraciones económicas”, a cuidar “una organización que ha sido guardiana de la vida y ha puesto tanto esfuerzo en la construcción de futuro”. Pues Sura no solo ha invertido en los últimos 3 años $21.784 millones en individuos y organizaciones del sector cultural, su Fundación ejecutó en 2021 cerca de $5.600 millones en proyectos de emprendimiento cultural, apropiación y custodia del patrimonio, como se puede leer en los sitios web de Grupo Sura, la Fundación Sura y sus informes de gestión.
Sura tiene desde 1985 un comité cultural que le ha permitido direccionar mejor sus intenciones, así se han preocupado por levantar la historia de Antioquia y de Medellín; ampliar su colección de arte latinoamericana; proteger el patrimonio y apoyar artistas emergentes, algunos reconocidos o que necesitan una nueva mirada.
“En el ADN de Sura está metida la cultura, el trabajo cultural construye ciudadanía”, así lo recuerda la gestora Marta Bravo, quien estuvo 35 años en dicho comité.
Le presentamos algunos proyectos que sobresalen entre la gestión de apoyo cultural de la multinlatina.
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