Para dónde va Colombia es el más reciente libro del investigador Gustavo Duncan. En él hace un análisis de los principales cambios que vivió el país en los últimos veinte años, periodo en el que el expresidente Álvaro Uribe fue la figura principal de la escena política nacional. Duncan –profesor de Eafit– también examina las causas por las cuales el uribismo parece haber perdido su magnetismo, algo que se tradujo en los resultados de las anteriores elecciones presidenciales.
En su opinión, ¿qué elementos sociales permitieron que Álvaro Uribe se consolidara como un protagonista de la política colombiana?
“Debemos remitirnos al antecedente del proceso del Caguan. El país eligió en 1998 a Andrés Pastrana con el propósito de que negociara la paz con las Farc. La sociedad fue bastante generosa y durante cuatro años los avances fueron mínimos en términos de paz. Por el contrario, se dio una respuesta bastante soberbia y violenta de las Farc durante esos años. Fue la época de las pescas milagrosas y el país quería mano dura. Y Uribe encarnó ese sentimiento. Llegó al poder con la ventaja de una serie de transformaciones en las fuerzas militares y lideró todo el despliegue de la Fuerza Pública. Fue un presidente que se consolidó como el gran referente del poder. En ese contexto los partidos tradicionales hicieron implosión: ya no podíamos hablar de un control de los jefes naturales de los partidos sino una coalición de diversas fuerzas políticas que le permitieron al presidente gobernar. Todo ese periodo del uribismo llegó al final en el paro del 2021: quedó claro que la sociedad quería algún tipo de cambio. Ahora hay una mayor indignación moral contra la desigualdad, que antes no existía. Eso explica que la apuesta política de las elecciones fueran figuras disruptivas como Rodolfo Hernández y Gustavo Petro. Esto da pie a una nueva época política”.
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¿Esta ruptura con Uribe es un asunto generacional? Los jóvenes parecen ser los principales opositores de Uribe.
“Sin duda es un cambio generacional. De hecho el libro comienza contando una anécdota. Menciono que cuando volvimos a las clases presenciales hablé de las pescas milagrosas y los estudiantes pusieron cara de perplejidad. Cuando les pregunté si sabían qué fueron las pescas milagrosas solo un estudiante sabía: su familia habían sufrido eso. El resto no tenía ni idea de eso. En cambio, sabían muy bien qué eran los falsos positivos. Ese es el cambio generacional que mencionas. Los asuntos primordiales de la sociedad colombiana en la época del 2000 ahora son asuntos distantes para las generaciones que no vivieron la amenaza de la seguridad y el avance de la guerrilla y de los paramilitares”.
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