El rostro impenetrable del militar Gaspar de Rodas se suavizó desde el pasado martes, cuando se le vio por primera vez ofreciendo flores a los transeúntes de la avenida La Playa.
La escultura de ‘El conquistador’, quien gobernó Antioquia hasta su muerte en los años 1600, cambió sus armas de conquista, gracias a una intervención artística realizada por estudiantes de La Fundación Universitaria Bellas Artes.
“Es como un juego porque este (Gaspar Rodas) es un conquistador español. En la escultura ahora hay un espejo, porque a los indígenas los atraían con espejos, pero también hay flores que subvierten la idea de conquista”, explica Santiago Vélez Salamanca, profesor de artes plásticas y fundador de la Fundación Viajelogía.
Su Fundación fue la encargada de estructurar la estrategia que pretende visibilizar las 16 esculturas de ‘La calle real’ donde militares, médicos, artistas, políticos y religiosos esperan por ser recordados.
Para ello invitaron a los estudiantes de Bellas Artes, quienes direccionados por el artista Miller Lagos, hicieron que las miradas volvieran a poner sus ojos en los bustos.
“Como septiembre es el mes del patrimonio, desde el Archivo Histórico de Medellín y La Secretaría de Cultura surge la idea de ponerles nuevos atuendos a las esculturas”, cuenta Vélez mientras describe el proceso en el que participaron 14 estudiantes.
Los aprendices de artistas tomaron los elementos característicos de cada prócer para “generar un guiño en las esculturas que las vuelva a hacer visibles”, aduce Vélez.
Quienes transiten ‘La calle real’ se encontrarán con personajes como Pedro Justo Berrío a quien la estudiante decidió devolverle sus raíces santarrosanas por medio de una ruana. También podrán ver a José María Bravo en una versión moderna con audífonos.
Yésica Zuluaga Orozco, estudiante de segundo semestre de artes plásticas, fue una de las participantes en la intervención.
“Inicialmente recorrimos la avenida y nos dieron información de cada una de las esculturas. Me llamó mucho la atención la de Fernando Gómez Martínez porque es de las más grandes y resaltaba entre las otras”, comenta Zuluaga quien decidió dotar su escultura con una máquina de escribir.
“Yo no lo conocía, cuando supe que fue el fundador de EL COLOMBIANO, le quise dar un lápiz pero me decidí por la máquina”, dice la estudiante.
“Cuando me propusieron acompañar el trabajo me puse muy feliz porque me interesa mucho ese tema”, recuerda Miller Lagos refiriéndose a los monumentos públicos.
Desde el año 2007 el artista bogotano interviene esculturas para preguntarse por el espacio público, la interacción con las personas que lo transitan y la identidad. Uno de sus objetivos es “devolverles la humanidad porque al ponerlos en esos pedestales pierden su caracter de humanos”.
Haciendo un recuento por el proceso, el artista resalta la labor de los estudiantes. “Yo les di unos parámetros para que ellos trataran de rescatar la mayor información de cada personaje, el reconocimiento es para ellos”, termina Lagos.
Sin embargo, quienes se han robado las miradas han sido las esculturas, cumpliendo su objetivo de resistirse al olvido.