El tallo del plátano o, mejor dicho, la corteza que lo envuelve, es lo primero que desechan los productores cuando cortan el racimo de su fruto. Es también lo que aprovechan los artesanos de San Agustín, Huila, para fabricar mochilas y manteles.
En Expoartesano quien habla de este tema es una mujer cuyo nombre también parece hecho a mano: Listbina Becerra.
Y mientras habla invita a los visitantes a que tomen en sus manos las bolsas hechas de papel de plátano, coronadas con cogederas de cabuya, y prueben su textura. A que revisen por el revés y el derecho las carpetas y los manteles hechos con el hilo obtenido a partir de esas fibras.
Tiene a disposición un trozo de corteza, para mostrar las fibras de las que sale todo. Y ovillos de hilo para la venta.
Un artesano llanero se acerca a comprarle hilo para ensayar unas puntadas con ese material, cuando regrese a su tierra.
“¿Resistente? —Listbina repite la pregunta de la mujer que observa un individual para mesa—. Se puede lavar y planchar. ¡Y dura años! Se garantiza”.
Las obras en color natural son de un color cercano al habano claro. Pero también las tiñen con achiote para lograr tonos rojizos o con cáscara de coco para conseguir marrones.