El crítico colombiano Luis Alberto Álvarez publicó en 1993 una serie de columnas sobre el director italiano, contado como la gran tragedia: “En el momento de escribir estas líneas Federico Fellini se debate entre la vida y la muerte. Sin Truffaut, sin Fellini, sin Tarkovski, sin Fassbinder, con Kurosawa senil y Antonioni mudo y paralítico, el paisaje del cine se ha ido oscureciendo, se ha ido volviendo desapacible e incierto”, escribió el sacerdote en el especial que salió en EL COLOMBIANO el 23 de octubre de ese año.
Fellini murió una semana después a los 73 años. Su filmografía está atravesada por imágenes barrocas y neorrealistas, con personajes que dejaron huella en la historia del cine. Algunos que imaginó, como Gelsomina (Giulietta Masina) en La Strada o los malabaristas de 8 y 1/2, son el referente de lo que se empezó a llamar en el mundo como “felliniano” en otros escenarios del arte.
Este mes el mundo celebra el centenario de su nacimiento, y la producción de una de las obras más admiradas.
Un autor
En 1980 Federico escribió en Hacer una película, autobiografía publicada en 1980: “Desde la primera vez que grité ‘¡Cámara! ¡Acción! ¡Corten!’, me pareció que lo había hecho siempre, que no podría hacer otra cosa”.
Según el guionista y docente Carlos Henao, Fellini “es el padre del cine moderno. Su narrativa se aleja de la estructura clásica y el referente de Hollywood. Creó su propio mundo y universo a partir de su vida”.
El crítico y editor de la revista Kinetoscopio, Juan Carlos González, comenta que en los 60 había mucha renovación cinematográfica con movimientos como la Nueva Ola francesa y el Free Cinema inglés: “Cuando se estrena La dolce vita, de alguna forma, se da una bofetada a todo eso (no sigue ningún movimiento)... Fellini era un hombre atrevido, audaz y seguro”.
Exploración
Sus películas han sido clasificadas entre las mejores de todos los tiempos, de acuerdo con revistas como Cahiers du Cinéma y Sight & Sound. En 17 largometrajes dejó una impronta y un estilo de autor “felliniano” o “fellinesco”, definido por Carlos Henao como una “estructura y una manera de representar la vida retomando elementos circenses”.
Largometrajes como 8 y ½ están ubicados en la mayoría de listas tops del cine. “La intuición de los sueños, ese mundo esotérico y esa nueva mirada para contar las historias desde el universo de los sueños, las referencias autobiográficas... Esos elementos del inconsciente y ese mundo subjetivo de los personajes es uno de los grandes aportes de Federico”.
En una reciente entrada de su página Tiempos de Cine, Juan Carlos escribió, en relación a sus filmes, que “no hubo otro director tan personal como él, tan dispuesto a poner frente a las cámaras sus fantasías, sueños y obsesiones”.
Ganó cuatro veces el Oscar a Mejor película extranjera, el único realizador que lo ha logrado. Entre sus cintas se encuentran clásicos como La Strada, Roma, Julieta de los Espíritus, Satyricon, Casanova, Y la nave va; popularizó a actores como Marcello Mastroianni y Giulietta Masina; el término “paparazzi”, como se les llama hoy a los fotógrafos que persiguen famosos, viene del personaje Paparazzo de La dolce vita.
El espíritu libre y sin pretensiones lo convirtió en el autor que se hizo director cuando dijo “¡Acción!”.