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El olvido que seremos en la mirada de Trueba

El cineasta español, ganador del Óscar, dirigió la adaptación de la obra de Héctor Abad. Es invitado del Hay Festival Medellín, que inicia hoy.

  • El director español estará charlando con Javier Mejía en el Hay Festival Medellín 2020. También participará en el de Cartagena. FOTO andrés camilo suárez.
    El director español estará charlando con Javier Mejía en el Hay Festival Medellín 2020. También participará en el de Cartagena. FOTO andrés camilo suárez.
29 de enero de 2020
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La carcajada fue la clave. Fue el rasgo que más le llamó la atención al director español Fernando Trueba cuando se acercó, al menos a través de fotografías, a Héctor Abad Gómez.

Cada vez que se asomaba a los viejos recortes de los periódicos o las fotos familiares que le compartían, se asomaba una enorme sonrisa, una risa congelada que se repetía en casi todas las memorias físicas a blanco y negro que encontraba de él.

“Era muy raro ver una foto en la que no estuviera en la mitad de una carcajada”, dice Trueba, ganador del Óscar a Mejor Película Extranjera por la Belle Epoque en 1994 y quien estuvo en el país grabando la adaptación cinematográfica de El olvido que seremos, la novela en la que Héctor Abad Faciolince honra, por encima de todo, la memoria de su padre.

“El Olvido era un libro que me había encantado, como casi a todo el mundo que lo ha leído. Me había conmovido, me había hecho llorar, me había hecho sufrir, pero nunca se me había pasado por la cabeza hacer una película del libro”, confiesa.

Lo había comprado y regalado muchísimas veces, para su madre y sus amigos. Inconscientemente, se volvió una especie de costumbre, se topaba con ediciones diferentes de la novela mientras estaba de viaje, pero ya perdió la cuenta de cuántos ha regalado.

Héctor Abad Faciolince y Trueba se conocieron en una de las ediciones del Hay Festival en Zacatecas, México. Allí Trueba le comentó lo mucho que le había gustado el libro. Abad se llevó ese recuerdo. Este año volvieron a coincidir en el Hay Jericó, así como lo harán en el de Medellín, que inicia hoy, y Cartagena. Trueba estará charlando este miércoles con Javier Mejía en el Auditorio del Mamm.

Cuando Caracol Televisión propuso la idea de llevar la novela al cine, el escritor recordó a Fernando y se animó a escribirle una carta para pedirle que dirigiera la cinta. “Me siento muy halagado, pero el problema es que eso no se puede hacer en película. Estáis locos”, le respondió el director.

Lo convencieron de darle una segunda leída. Tampoco funcionó, pero intentaron de nuevo: el guionista David Trueba, hermano de Fernando, metió sus manos para ver cómo era posible trasladar la historia de la familia Abad al cine e hizo un primer acercamiento al guion. Esa vez, funcionó.

Darle vida a esa familia

A Trueba le atrajo poder contar la historia de amor entre un padre y un hijo, “y de cómo el destino, la muerte y el mal se van a cruzar en su camino”, señala. Pero más allá de enfocarse en el detonante violento que los separa, “quería que la película fuera el retrato de las mejores cosas de la vida”.

Fueron 10 semanas de rodaje en Colombia, entre Medellín y Bogotá. Tuvieron que trasladarse porque algunos escenarios religiosos de la ciudad que debían estar en la película no pudieron ser utilizados. El percance no desveló al director, que ha trabajado con artistas como Penélope Cruz, Antonio Banderas, Ana Belén y Melanie Griffith. En esta oportunidad, su elenco contó con el español Javier Cámara y los colombianos Patricia Tamayo, Juan Pablo Urrego, Laura Londoño y jóvenes talentos como Nicolás Reyes y Luciana Echeverry.

Gran parte de su trabajo consistió en documentarse y leer sobre la historia de Colombia para entender mejor lo que estaba a punto de contar. Pero uno de los deseos de Abad Faciolince era darle total libertad a Trueba para que contara la historia como él lo escogiera: “Como un violinista interpreta una partitura, que él interpretara mi libro como quisiera”. “A la hora de hacer cine, tienes que volar”, argumenta Trueba. “No se trata de hacer esto como fue exactamente, primero te documentas y una vez sepas todo, haz cine. No tienes que olvidar, pero lo importante es la película. Lo que fue, ya fue. El libro ya está y nadie lo va a tocar”.

Quien captura esa sonrisa

Volviendo a esa inmensa carcajada que veía mientras se documentaba, esa era la que Trueba quería atrapar con su cámara. Héctor Abad padre irradiaba ese “amor inmenso por la vida, la alegría de estar vivo y eso quería retratarlo –enfatiza–, por eso no valía cualquier actor, porque puedes ser el mejor actor del mundo pero esa carcajada no se puede fingir, esa tienes que tenerla de verdad. Esa alegría de vivir la tienes que tener”.

El actor que eligió fue a Javier Cámara, ganador de dos premios Goya en lo corrido de su carrera artística. “Creo que él está enorme. No bien, enorme”, opina Trueba. Para Abad Faciolince, quien estuvo presente en algunos días del rodaje, aunque es una experiencia extraña mirar cómo se recrea su pasado, le gustó el trabajo de Cámara. “A veces pienso en mi papá por estos días y un poco se me superpone la imagen de Javier”, cuenta Abad.

Aún no hay una fecha para su llegada a las salas de cine, eso dependerá de si la película tendrá participación en festivales, por ejemplo. Por ahora, la cinta ya está terminada y espera su momento para poder narrar, ahora a través de otro lenguaje, ese olvido que seremos.

10
semanas duró el rodaje de El olvido que seremos en Medellín y Bogotá.

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