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Que se cuide, ese fue el consejo que el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa le dio al presidente Iván Duque en su encuentro en Madrid, España, este jueves. “Hay gente que está muy interesada en América Latina en destruir lo que Colombia, bajo la dirección del presidente Duque, viene haciendo”.
La reunión del escritor con Duque hizo parte de la agenda oficial del mandatario colombiano, en la que había una cita con la Fundación para la Libertad y la Democracia, que lidera Vargas Llosa.
Conversaron sobre la migración de venezolanos, la política social y la libertad económica. El Nobel de Literatura afirmó que en “Colombia están bien las cosas, por el camino de la legalidad”. Además, destacó las inversiones del país hacia afuera, que es una política, dijo, que aplican los países que han prosperado.
“Yo tengo mucha admiración por Colombia y, ahora, sobre todo, con el presidente Duque al frente”.
El apoyo a gobiernos de derecha en Latinoamérica ha sido común para el escritor.
El político
Vargas Llosas ha sido uno y muchos. Se trata del escritor que ganó el Nobel de Literatura por una obra importante con novelas como La ciudad y os perros, La Casa Verde y Conversación en la Catedral. Es un columnista sesudo, a veces sensato y libre pensador, que está del lado de la democracia, como cuando defiende los derechos de la comunidad Lgbtiq+ o se opone a la ocupación de Israel en Palestina. También es el conde que posa en las revistas de moda con su nueva pareja, Isabel Preysler, pese a que esas poses también las críticó en su libro La sociedad del espectáculo. Es, además, quien defiende gobiernos y gobernantes, muchos de derecha, a veces sin mucho contexto, y contradiciéndose.
Su más reciente contradicción fue en las elecciones presidenciales de su país, Perú. Apoyó a Keiko Fujimori, pese a que siempre hizo oposición a los Fujimori, tanto así que cuando se lanzó a la presidencia de Perú en 1990 perdió contra Alberto, papá de Keiko y hoy exmandatario encarcelado. “He combatido al fujimorismo de manera sistemática, como lo he hecho con todas las dictaduras de izquierda o de derecha, pero creo que en las elecciones que se vienen —las de segunda vuelta—, los peruanos deben votar por Keiko Fujimori, pues representa el mal menor”, escribió en su columna semanal del diario español El País.
Vargas Llosa ha ido sumando apoyos. En 2019 dijo en una entrevista para La Nación, de Argentina, que esperaba que allí no cometieran “el desatino de votar de nuevo por el peronismo”, apoyando así a Mauricio Macri.
Esos apoyos le han traído polémicas. En 2011, por ejemplo, su posición política fue criticada en Argentina y varios se pronunciaron entonces: no querían que abriera la Feria del Libro de Buenos Aires, una de las más importantes de la región, porque su participación —explicó en ese momento el director de la Biblioteca Nacional a BBC, Horacio González— la preparaba una fundación política de derecha. De todas maneras, Cristina Kichner, presidenta entonces, se opuso a la polémica, y aunque no abrió la feria, Vargas Llosa sí dio la primera charla.
Sobre Colombia y México ya se había pronunciado en 2018. En una conversación con Rodrigo Pardo, en la Feria del Libro de Bogotá, señaló: “Creo que si el señor Petro gana las elecciones hay un empujón hacia la tribu. Espero que los colombianos no cometan la estupidez que podrían cometer los mexicanos si votan por el mesías”.
Posiciones, todas, contra los gobiernos de izquierda.
Ser liberal
Vargas Llosa militó en su juventud en el Partido Comunista Peruano. Sus posturas eran de izquierda, pero con los años se fue yendo hacia el liberalismo (¿y la derecha?). Así que empezó a tener diferencias con el régimen de Fidel Castro, en Cuba, que apoyó en un principio, pero que luego criticó. Con Venezuela ha sido crítico desde el inicio.
Quizá eso también lo fue alejando de García Márquez. En esa época, muchos intelectuales apoyaban el socialismo y criticaban a Estados Unidos. Es bien conocida la pelea de Vargas Llosa y García Márquez: el peruano le dio un puñetazo al colombiano, aunque no es claro el por qué (se dice que por un lío de faldas, tal vez Gabo le coqueteó a Patricia, la esposa de Vargas Llosa de entonces; o con su esposa Mercedes Barcha le aconsejaron a Patricia el divorcio). Ya de enemigos, Vargas Llosa tildó a García Márquez de “cortesano” de Castro.
Sobre el pasado cercano a la izquierda, el Nobel peruano escribió en su autobiografía intelectual La llamada de la tribu. Ahí explica su viraje. En una entrevista con The Economist, lo contó así: “Escribí el libro básicamente porque creo que no hay nada que haya estado tan tergiversado, tan calumniado, tan distorsionado como el liberalismo tanto en el mundo latinoamericano como en el mundo europeo, y en el mundo entero en realidad. Se ha presentado al liberalismo como idéntico al conservadurismo más reaccionario, como la máscara de la explotación. Y además había una confusión total con lo que es realmente el liberalismo. Entonces fue una idea el escribir una especie de autobiografía intelectual, ideológica, desde lo que fue mi gran decepción con el socialismo, con las ideas de izquierda de mi juventud que fueron también muy importantes, para mí y para los de mi generación. Y luego el gran desencanto con el socialismo y poco a poco mi llegada al liberalismo después de la gran decepción con la revolución cubana, con la URSS... Es la historia de una evolución a través de los ensayos que aparecen ahí”.
¿Y por qué se fue por el liberalismo y se alejó de la izquierda? Lo explica en dicho libro. Lo fueron alejando la crisis de los misiles, en 1962; el acuerdo entre Kennedy y Jruschov, sumado a un viaje a la URSS en el que vio pobreza y la injusticia, y también la persecución de Heberto Padilla, el poeta miembro activo de la revolución cubana que fue acusado en falso de ser agente de la CIA y encarcelado. Después vivió en Inglaterra, a finales de los años 60, y su admiración por Margaret Thatcher lo llevó al giro final. Lo último fue el éxito de Reagan en Estados Unidos (1981-1989). Entonces fue candidato presidencial. La pérdida de las elecciones en el 90 lo devolvió a la literatura.
Si bien no ha vuelto a la política del todo, y se ha dedicado a escribir, Vargas Llosa en sus columnas y en sus libros va mostrando su posición. Ese liberal que a veces se contradice, sobre todo cuando defiende y adula gobiernos o gobernantes reaccionarios, que a veces pareciera, lo hiciera sin saber de ellos lo suficiente, sin el contexto completo.