Esa imagen de la multitud desaforada entrando a un supermercado el 19 de junio de este año, cuando el país estaba en pleno ascenso de la pandemia, resultó siendo un verdadero escenario apocalíptico de esta época. Al mejor estilo de una horda de zombies, llegaba la de colombianos más preocupados por comprar un televisor que por contagiarse de coronavirus durante el primer día sin iva.
Ese absurdo inspiró uno de los movimientos del Concierto Incierto que compuso el músico Juan David Osorio durante la pandemia y que presentó a las afueras del Museo de Antioquia el 3 de diciembre con la Filarmónica de Medellín y algunas fotografías capturadas a lo largo de los últimos ocho meses por Juan Fernando Ospina, director de Universo Centro.
Ese movimiento inspirado en el caos estuvo representado por una parte rítmica que era “ese contraste entre la idiosincrasia de nosotros” y ese “folclorismo del día sin iva”, cuenta Osorio. La incertidumbre y el miedo fueron motivos de la obra y de un proyecto mucho más grande del que hizo parte: Nacido en Cuarentena.
Así arrancó
Ana Cristina Abad, directora de la Filarmed, cuenta que al principio del confinamiento “había una obsesión como organización de cómo narrar lo que estábamos viviendo, cómo construir una memoria a través de la música, artes plásticas y literatura”.
Bajo esa idea, le encargaron la obra a Osorio en abril, aunque no se sabía exactamente cuándo sería posible presentarla. Lo que había era la esperanza de que hubiera alguna manera de convertir las emociones nacidas en cuarentena en arte.
La idea creció y llegó a incluir 40 artistas de diferentes ramas con el propósito de entrelazar la experiencia común y la particular y volverlo letras, melodías e imágenes. El proyecto se armó uniendo esfuerzos entre la Orquesta, Universo Centro y el Museo de Antioquia para generar dinámicas en la que conversaran la música, la literatura y el mundo gráfico. Todavía puede ver las iniciativas que resultaron de este ejercicio (ver Para saber más).
Un registro en el tiempo
La pandemia ha traído todo un léxico consigo, pero para el fotógrafo Juan Fernando Ospina hay una palabra reina: “Incertidumbre”. Se hizo sentir en sus fotografías de las calles del centro, vacías, durante el confinamiento.
Con esas imágenes en mente se desarrollaron en la cabeza del maestro Osorio los otros tres momentos del concierto, que también contó con participación coral a la distancia y una soprano en tarima.
En la obertura, con la presencia de instrumentos graves, se representó cómo era la vida antes. “Esa primera parte es muy lenta, muy oscura”. Incluye un pedazo de un poema de Federico García Lorca que anticipaba lo peor: “Ya viene la noche”.
Otro de los movimientos describía el letargo que llegó con la pandemia e incluso hubo oportunidad de representar el distanciamiento social. Un picolo, el instrumento más agudo, dialogó con el contrabajo, la distancia representada por ese contraste. Osorio señaló que utilizó técnicas como contrapunto (unir dos voces diferentes y lograr una armonía) “para representar distanciamientos o acercamientos prohibidos o aprobados”.
Un apoyo a lo joven
Durante dos semanas, entre noviembre y diciembre, los artistas participaron en activaciones en varios puntos de la ciudad como el Parque Cultural y Ambiental Otraparte, la Biblioteca Pública Piloto, la Estación del Metro Parque de Berrio y la entrada del Teatro Pablo Tobón.
Como parte de estas dinámicas que vinieron antes del estreno del concierto de Osorio, se estrenaron varias obras de autores, músicos y creadores gráficos, muchos de ellos emergentes y muy jóvenes.
“Nosotros buscamos que fueran artistas y escritores de trayectoria media, no artistas ya muy consagrados, porque los que vivimos del arte y la cultura hemos sentido en carne propia lo difícil que ha sido la pandemia, todos los impedimentos”, relata el fotógrafo Juan Fernando Ospina, de Universo Centro.
Añade que para los artistas, esta temporada ha implicado que deban dar a conocer sus trabajos, pensamientos y obras solamente en redes sociales o plataformas web. Nacido en Cuarentena fue una puerta para mostrar las propuestas de manera presencial. De acuerdo con algunos conceptos que decidieron entre el equipo curatorial, como la asepsia, el silencio y el futuro, se invitó a varios creadores.
Varios carteles estuvieron a cargo de algunos como el Colectivo Deúniti, Tatyana Zambrano, Putamente Poderosas y el Colectivo Mentira. El trabajo hace parte de una exposición que se ubica en las salas temporales del Museo de Antioquia. Las letras de Mario Cárdenas, Estefanía Carvajal, Laura Mora y José Andrés Ardila acompañaron el arte.
Y no podía faltar la música. Compositores como Laura Gutiérrez, Raúl Esteban Ardila y Harry Alexis González fueron escogidos para armar las piezas musicales, la decisión frente a quiénes invitar fue de Natalia Valencia y Juan David Osorio. Grupos de la Filarmed interpretaron las piezas en vivo.
“Es difícil que compositores jóvenes puedan visibilizar las obras, no logran circular. Lo que queríamos era darle la oportunidad – indicó Abad–. El mensaje final es que la música sigue viva y las artes también. La cultura se antepone”.