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Los papás de Harmony Zhu no contemplaron que quizá el nombre que le pondrían a su niña estaría tan relacionado con su destino. No son músicos ni sabían mucho del tema, pero Harmony (que traduce armonía) se enamoró del piano cuando apenas tenía tres años, por casualidad. Lo vio en la casa de su abuela, quien lo había comprado luego de obtener su pensión y la pequeña, casi hipnotizada, se propuso domar ese brillante gigante negro.
Ahora ha pasado una década y ella es una de las jóvenes pianistas más destacadas de su generación. Se ha presentado ya tres veces en el Carnegie Hall en Nueva York, compone sus obras y lleva estudiando en Juilliard, una de las escuelas musicales más importantes de los Estados Unidos, cinco años. Se presentará este sábado con la Orquesta Filarmónica de Medellín bajo la dirección del violinista español Roberto González-Monjas.
Otras caras de la pianista
Además de tocar de una manera magnífica sobre el escenario, también se le da otro complejo hobbie: el ajedrez. Esa pasión la ha hecho la ganadora del título mundial en su categoría en el Campeonato Mundial de Ajedrez.
Entre las dos áreas, “hay similitudes, definitivamente. Para el ajedrez hay tácticas que se parecen a la técnica que se usa para tocar el piano”, cuenta. “Ambos requieren muchísimo tiempo y así como uno repasa sus juegos cuando termina, también la pieza que uno acaba de interpretar”. Es meticulosa, procura que su música sea cada vez mejor, pero apunta algo fundamental, los dos “son muy divertidos”.
Su aptitud para las teclas y las fichas han hecho que la reconozcan mundialmente como una niña “prodigio”, aunque eso a veces suene pretencioso. A ella no se le sube a la cabeza, “me llaman así mucho, pero pienso que es lindo que la gente lo diga, lo agradezco mucho”.
Aunque ya ha cumplido muchos de sus sueños, sin siquiera haber llegado a los 14 años, estudia en el colegio, tiene muchos amigos y el piano sigue siendo una fascinación que la jala hacia el futuro. “Espero seguir tocando por todo el mundo y ver a dónde me lleva el piano en el futuro”.
Concierto con la Filarmed
Zhu interpretará como solista el Concierto para piano No. 2 de Rachmaninov, su favorito. “Sus composiciones siempre están llenas de melodías hermosas, tanto que quitan la respiración. Siento que su música me toca muy personalmente”, dice.
El concierto está compuesto por dos partes, explica el maestro González-Monjas: “La primera es muy romántica, la conforman la Obertura de Hansel y Gretel de Humperdinck y el concierto de Rachmaninov. Es música muy llena, especial, mágica y es muy asociada al romanticismo extremo y asociado a las películas de blanco y negro de Hollywood”, cuenta.
La segunda, explica, es mucho más dramática. Es la Sinfonía No. 40 en Sol Menor de Mozart, una de las últimas que compuso. “Es música muy seca, visceral, llena de desesperación y casi de terror. Es bonito ponerle al público dos mensajes tan lejanos y a la vez tan cercanos”, dice el maestro.
Con un vestido colorido y una enorme sonrisa, Zhu subirá al escenario con la orquesta sin mayor pretensión que la de hacer lo que más le gusta (y hacerlo muy bien).