Ya Andrés Felipe Jaime no abraza el violonchelo tantas horas al día como antes, por estar empuñando la batuta. Pero es feliz.
Y no es que lo haya invadido el desamor por el instrumento, aclara, sino que encuentra un deleite diferente en cada situación.
El nuevo director de la Orquesta Sinfónica de Antioquia, nacido en Medellín en 1983, explica que hay “algo especial en la dirección: el contacto con las otras personas”. Un director vive la obra desde la totalidad. Debe tener una conexión con los músicos, y en su cabeza tiene claro cómo debe sonar la obra en conjunto; el ejecutor de un instrumento, está preocupado en cómo debe sonar su línea musical.
En el último abril, fue invitado a dirigir la Sinfónica para el concierto didáctico de mayo, En torno al la, con el oboe como solista, y desde entonces, confiesa, se enamoró de la agrupación. Y la explicación de ese enamoramiento, si es que el amor puede explicarse, es el hallazgo de gran talento y calidez en la familia de la Orquesta.
Él ignoraba que durante esos días que compartía con los jóvenes de la Sinfónica estaba mostrando los méritos necesarios para convertirse en director titular, cargo que estuvo vacante por más de 12 meses.
Después de ocho años de experiencia como director, iniciados después de la formación en música en Eafit, y adelantados paralelamente a su maestría en Dirección en la Texas Christian University, y a un doctorado en Dirección en la Universidad de Miami, este músico llega a dirigir por primera vez en Colombia.
“Por supuesto, estoy contento de regresar a mi tierra para quedarme”.
Con su acento entre paisa y santandereano, comenta que no es común que una Orquesta se decida por un director colombiano, cuando la tendencia es tener a alguien extranjero al frente, tal vez por el supuesto estatus que puede representarle.
El primer concierto oficial de la Orquesta Sinfónica con la dirección de Jaime será el 1 de septiembre próximo, en la casa: el Teatro Pablo Tobón Uribe. Con sus músicos, está preparando un programa titulado El brillo de los bronces. “Un quinteto de bronces recibirá a los asistentes, desde la misma entrada del teatro”, revela.
La figura de director invitado continuará en la Orquesta. “Es conveniente para los jóvenes el trabajo con otros conductores: les permite refrescarse un poco”, sostiene Jaime.
Ya sabemos algunas cosas del nuevo director. Ahora, que cuente de dónde viene su gusto por la música.
“De mi abuelo —responde sin pensarlo dos veces—. Fue clarinetista de la banda de su pueblo: Cáchira. De nadie más, porque en mi familia no ha habido otra persona dedicada a la música”.
Cáchira es un municipio situado en el occidente de Norte de Santander, departamento del que también es oriundo su padre. Jaime, después de haber nacido y vivido los primeros años en Medellín, ciudad donde cursó la primaria, llevó sus pasos a Bucaramanga, para estudiar el bachillerato. Esa estancia de seis años explica su mezclado acento.