Como un roble, Ramón Vásquez, el artista antioqueño, pintó hasta el final de su vida, la cual concluyó ayer, a los 92 años de edad.
Como un roble, porque estuvo siempre vital y lúcido, no solo existiendo sino creando en su taller de El Retiro.
Su esposa, Norfa García, cuenta que Ramón se cayó entrando a su casa, una noche de diciembre pasado y esa caída lo llevó a hospitalizarse. Las cosas se fueron complicando, dice, y murió ayer, sábado, a las 8:15 de la mañana, de un paro respiratorio.
Innumerables murales, acuarelas y óleos quedan como testimonio de su vida. En edificios públicos, notarías, clínicas y consultorios médicos se aprecian su cuadros y murales.
“Creo que Ramón Vásquez es un artista importante. Construyó un trabajo muy particular, en el cual encontró un nicho de proyección en dos grupos: los médicos y el sector religioso”, comenta el curador de arte Óscar Rondán, quien destaca en Vásquez el haber estado siempre preocupado por la condición humana, alcanzando grados de trascendencia en el desnudo.
“Es el último gran muralista de Antioquia”, puntualiza Roldán, quien destaca las obras que de esta técnica realizó para el Hospital General, un edificio oficial de Yolombó —con la Marquesa y Tomás Carrasquilla— y el Sena.
Y señaló una singularidad: mientras los murales suelen ocupar paredes de edificios de poder, los de él quedaron en esos espacio de la salud y la educación, “por esa misma sensibilidad hacia los seres humanos, que él tenía”.
Origen humilde
Esa sensibilidad tuvo que venir de su infancia. Nacido en la vereda Signo, de Ituango, el 5 de agosto de 1922, Ramón Vásquez llegó a Medellín a los cuatro años de la mano de su mamá, Araminta, y al lado de su hermanita. La humilde familia había sido abandonada por el papá, Francisco, un aserrador.
Araminta dirigió sus pasos al Hospicio de Casa de Pobres, y allí dejó a sus hijos para siempre.
La Casa de Pobres era un lugar inmenso: ocupaba dos manzanas y comprendía varios recintos: un hospicio, para los niños; un asilo para los ancianos y otro establecimiento para las mujeres. Estaba situado en el barrio Boston.
Ramón encontró a Francisco Madrid, cuatro meses menor que él, hijo de la directora del hospicio, Imelda Quiroz, y quien se hizo su amigo de inmediato. Desde ese punto y hora comenzaron a trazar unas vidas paralelas.
Los mismos colegios, Bellas Artes, el trabajo en diversas empresas, la docencia de las técnicas artísticas en varias instituciones...
“Mi mamá tenía la facultad de dibujar muy bien y eso nos debió inspirar a los dos”, supone el maestro Pacho Madrid.
Inicio en el arte
A la edad de ocho años se terminaba la posibilidad de habitar ese sitio de caridad pública y los dos muchachos entraron a estudiar al colegio de los Hermanos Cristianos, en el barrio Buenos Aires.
Allá encontraron estímulo para su vocación artística.
“Había un hermano Luis Javier, muy amante al arte, que nos autorizaba hasta a perder clases para dibujar”, recuerda Pacho, quien indica que no solamente en esta primera etapa estuvieron juntos. Después, entre 1940 y 1943, ingresaron al Instituto de Bellas Artes, dirijido entonces por Antonio J. Cano, “el Negro Cano”. Y fueron alumnos de Gustavo López en dibujo, y de Eladio Vélez en pintura.
“Después de eso, salimos a bandearnos en publicidad”.
La publicidad. Precisamente esta le propició el perfeccionamiento del dibujo a Ramón Vásquez, aunque, al decir de algunos críticos, lo desconcentró un poco de la pintura.
“Esmerado más en la representación (la reproducción plástica de los objetos) que en el concepto (las ideas), el de Ramón Vásquez es un arte con dejes muy modernistas, practicante de un manierismo barroco”, explica Óscar Roldán.
El modernismo es, según el diccionario Arte Actual, de Leonel Estrada, un movimiento surgido a finales del siglo XIX, “vacío de contenido y con intenciones decorativas”.
Y el manierismo, como lo indica el mismo Roldán, se presenta cuando el artista repite su técnica con el propósito de mostrar “sus formas muy propias, su manera de hacer las cosas, su pincelada, por ejemplo en el caso del que hablamos, hasta llegar a un tipo de amaneramiento artístico”.
Y ahora que Roldán menciona la pincelada de Ramón Vásquez, tan característica por su soltura y por las vigorosas áreas cromáticas, permitía envolver a los personajes de sus obras, niños, Quijotes y figuras religiosas, con una tendencia hacia lo alto, como si intentaran alcanzar trascendencia. Esto, especula el curador, tal vez se deba a su formación cristiana, que también lo motivó a representar en sus obras algunas escenas religiosas o de virtudes.
Ramón Vásquez fue profesor casi toda la vida. “Ejerce gran infuencia entre los artistas de caballete, los que tienen toda su fe puesta en el pincel y el lienzo”, indica Roldán.
El acuarelista Juan José Ruiz fue su alumno de Anatomía y Perspectiva, en la Casa de la Cultura situada en Perú, entre Palacé y el Parque de Berrío, en el decenio del cincuenta.
Conmovido por la muerte de Vásquez, recuerda: “los miércoles por la noche nos llevaba al anfiteatro de Medicina Legal a aprender anatomía en los cadáveres, con el apoyo de los profesores de Medicina”.
El artista de Ituango enseñó en institutos de arte y fue profesor fundador de la Universidad de Medellín.
Para Ruiz, en Antioquia ha habido tres dibujantes sin igual: Ramón Vásquez, Goti y Moreno (un artista que vive en Rionegro). Y entre los más grandes ilustradores menciona a Ramón Vásquez y a Camilo Isaza.
Elaboró el mural sobre la Constitución, en la cúpula del Capitolio Nacional de Colombia, entre los años 82 y 86. Además se desempeñó como publicista e Ilustrador de EL COLOMBIANO por 50 años, El Correo y La Defensa.
Familia
“Ramón se condolía de los pobres, los indigentes, los más necesitados. Por eso quedaron en sus cuadros”, dice su esposa, Norfa, oriunda de Viotá, Cundinamarca.
Ramón y Norfa se casaron el 7 de agosto de 1959, en la iglesia de Nuestra Señora de Belén.
Tres hijos quedan de este matrimonio: Bairon, escultor y retratista; Gloria María, docente de artes plásticas, y Anita, odontóloga.
Una amiga de los Vásquez García, Nelly Velásquez, dice: “Ramón contaba cuentos llenos de humor e imaginación. Era un artista de esos sencillos, medio campesinos, sin protocolos. Lo vamos a extrañar demasiado”.
Cronología
Ramón Vásquez y su signo moderno
1922
Ramón Vásquez nació en Ituango, el 5 de agosto.
A los ocho años de edad, luego de pasar cuatro en la Casa de Pobres, entró a cursar la primaria en el Colegio de los Hermanos Cristianos. Después estudió en San Juan Bosco de la Salle.
1940
Ingresó a Bellas Artes, donde fue alumno del maestro Eladio Vélez. Tuvo por compañeros, entre otros, a Francisco Madrid, León Posada, José Horacio Betancur, entre otros destacados artistas de la ciudad.
1959
Se casó con Norfa García, el 7 de agosto.
Ella había llegado de 11 años a Medellín con su familia, la cual se instaló en Belén. La casa del 2° piso era la de Ramón Vásquez. Tres hijos y varios nietos quedan de este matrimonio.
1982
Emprendió la pintura de un mural sobre la Constitución Política en la cúpula del Capitolio Nacional de Colombia, el cual terminó en
1986.
Es una de sus obras más emblemáticas.
2012
El 25 de julio comenzó la exposición y homenaje a Ramón Vásquez Arroyave en el Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe, por sus 90 años de vida. 59 obras estuvieron expuestas por seis días.
Vásquez dictó charlas a niños y jóvenes.
2015
Ramón Vásquez murió el 14 de marzo de un paro respiratorio, luego de algunas complicaciones de salud, tras una caída sudrida en diciembre.