En más de dieciocho años de trabajar en el Teatro metropolitano y en poco más de dos que lleva como su directora, María Patricia Marín Arango tuvo en los primeros once meses de 2016 la labor más extraña y difícil que jamás hubiera imaginado: dirigir un teatro cerrado.
¿Cómo hablaría del 2016?
“Ha sido un año históricamente duro, pero enriquecedor. Aprendimos que somos más que teatro. Medellín Cultural se sintió latir. Supimos que nuestro equipo de trabajo está preparado para realizar una programación, aunque sea por fuera de este escenario”.
Se dice que en la pérdida también hay ganancia. ¿Cuál fue la del Teatro?
“Hubo gran solidaridad. La de los artistas fue inmediata. Llamaban preocupados por saber si los empleados saldrían. Manifestaron deseo de ayudar, de donar su trabajo. Descubrir la solidaridad fue importante. Es el valor más grande de la condición humana. Sentir que uno no está solo en las dificultades, porque los colegas son amigos, es motivador. Hubo también ayuda de empresas, ciudadanos y fundaciones”.
¿Quiénes se aliaron?
“Fraternidad Medellín; Fundación Sofía Pérez; Fundación Muv; Grupo Empresarial Antioqueño; los integrantes de la Asociación Medellín Cultural a título personal; una serie de empresas; la ciudadanía; los asistentes a los eventos en los escenarios ajenos... Otros aportantes lo hicieron por el botón de donaciones de nuestra página...”.
¿Y entre los artistas?
“La primera llamada que recibí fue de Cristina Aguirre, de El Águila Descalza: Que eligiéramos la obra y los fondos serían para el teatro. La Orquesta Sinfónica Eafit; Prolírica; Seresta; Danza Concierto; Maité Hontelé; Juancho Valencia; la Big Band de la Universidad de Antioquia; la corporación Medearte; el grupo Suramérica; el comediante Andrés López; la Filarmónica Joven de Colombia que dirige Andrés Orozco; la Filarmónica de Medellín y su Academia, y Cantoalegre”.
La agenda se arma con más de un año de anticipación. ¿Cómo deshacer contratos firmados?
“Recibimos gran solidaridad hasta de los extranjeros. Los representantes de artistas entendieron que se trataba de un asunto de fuerza mayor y decidieron sumarse a las soluciones. ‘No pasa nada’, decían. ‘Podemos cancelar o trasladar los compromisos para otros escenarios de la ciudad’. Así fue como pasamos unos al Teatro Universidad de Medellín. Los artistas locales entendieron la situación. Sin embargo, claro, unas actividades se cancelaron y otras podrán ser retomadas después”.
¿Cuánto se dejó de ganar?
“Por arriendo de la sala, más o menos $1.200 millones en 150 días” .