Durante siete días, lo intentaron sin premio. Se lanzaron a la aventura con la esperanza de dejar su huella, pero los capos del pelotón no dieron tregua. Sin embargo, la octava etapa del Giro de Italia 2025 rompió con todos los pronósticos y entregó a la fuga lo que tantas veces mereció: la victoria.
En un recorrido exigente, de media montaña y con final en Castelraimondo, el pelotón de favoritos fue sorprendido por un amplio grupo de corredores decididos a cambiar la historia. Tomaron más de cinco minutos de ventaja, aprovecharon el desconcierto general y se lanzaron al asalto del día. Y dentro de ese grupo, emergió una figura indomable: Luke Plapp, el australiano del Team Jayco AlUla, quien firmó una gesta memorable.
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Plapp, con la serenidad de quien conoce su motor, lanzó un ataque en solitario a 46 kilómetros de la meta. Una ofensiva que en principio pareció inofensiva, casi suicida. Pero el australiano resistió. Enfrentó dos puertos de montaña, se desgastó hasta el alma y nunca miró atrás... salvo en el último kilómetro, cuando el miedo al regreso de sus rivales le obligó a girar la cabeza hasta en tres ocasiones. Solo entonces empezó a creer. Solo entonces comprendió que la victoria era suya.
Tras cruzar la meta, Plapp celebró con una mezcla de incredulidad y emoción. El esfuerzo tuvo recompensa. Fue su día, fue su epopeya. Wilco Kelderman (Visma-Lease a Bike) y Diego Ulissi (Astana) completaron el podio, mientras el pelotón de favoritos cruzaba la meta con la resignación de quien ha perdido una batalla importante.
Pero la jornada fue mucho más que una victoria individual. El ciclismo italiano celebró en grande gracias a Diego Ulissi, quien, con su tercera posición y una diferencia notable frente a Primož Roglič, se convirtió en el nuevo líder de la clasificación general. El veterano corredor del Astana necesitaba cuatro minutos para arrebatar la maglia rosa... y lo logró. Fue un golpe de autoridad que dejó al esloveno sin respuestas.
Ulissi no estuvo solo. Su compañero Lorenzo Fortunato no solo se consolidó como líder de la montaña, sino que ahora es segundo en la general a solo 12 segundos. El Astana firmó una jornada perfecta, con doble presencia en el podio virtual y control casi absoluto del Giro. Una demostración de fuerza, estrategia y ambición.
Por su parte, Juan Ayuso (UAE Team Emirates) agitó el final de la etapa con un ataque sorpresivo a 500 metros del final. Obligó a Roglič a responder en pie de pedales, en un gesto que reveló el desgaste del líder saliente y la presión de una general que ha quedado más apretada que nunca.
En cuanto a los colombianos, la etapa tuvo emociones encontradas. Egan Bernal (Ineos Grenadiers) perdió algunos segundos importantes y cayó a la casilla 15 a 1’03” del nuevo líder. El colombiano no logró responder al ritmo frenético del grupo puntero y cede terreno en su lucha por el top 10.
Pero hubo una luz entre las sombras. Nairo Quintana, del Movistar Team, mostró signos de recuperación física al ser protagonista en la primera parte de la jornada. Cruzó tercero en el puerto de Croce di Casale e intentó meterse en la fuga, aunque el esfuerzo le pasó factura y tuvo que conformarse con llegar con el grupo. No obstante, su actuación ilusiona: el de Cómbita parece reencontrarse con sus sensaciones, y con dos semanas por delante, sueña con una victoria de etapa que lo redima.
La clasificación general al término de esta etapa 8 quedó al rojo vivo. Ulissi manda con un tiempo acumulado de 29:21:23, seguido por Fortunato a 12″ y Roglič a 17″. Ayuso (4º) y su joven compañero Isaac del Toro (5º) mantienen a UAE en la pelea, mientras que figuras como Antonio Tiberi, Max Poole, Michael Storer, Brandon McNulty y Simon Yates completan un top 10 lleno de amenazas.
Por Colombia, además de Bernal (15º), figuran Einer Rubio (18º) a 1’21”, Nairo Quintana (26º) a 3’01”, Daniel Martínez (48º) a 14’39” y Brandon Rivera (53º) a 18’28”. El panorama aún deja espacio para soñar con una buena actuación en la montaña, donde los escarabajos podrían brillar.
La etapa 8 del Giro 2025 será recordada por su imprevisibilidad, su intensidad y su justicia poética. La fuga, tantas veces castigada, al fin encontró recompensa. Y en medio del desconcierto, nuevos nombres se posicionan en la pelea por la maglia rosa. El Giro ha cambiado de manos, pero lo que no cambia es su esencia: drama, emoción y gloria para quienes se atreven.
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