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Sebastián Montoya acelera al ritmo de su padre

El hijo de Juan Pablo Montoya apunta a competir en la F-1. El próximo año debutará en la Fórmula-4 en Italia, tras brillar en karts.

  • Juan Pablo Montoya y su hijo Sebastian Montoya. FOTO JAIME PÉREZ MUNÉVAR
    Juan Pablo Montoya y su hijo Sebastian Montoya. FOTO JAIME PÉREZ MUNÉVAR

Desde que estaba en el vientre de su mamá, Sebastián sintió el sonido de los bólidos. Su padre, Juan Pablo Montoya, era protagonista de la Fórmula-1 (2005).

El propio progenitor contó que la decisión de llevarlo a las pistas, aún siendo un bebé, generó críticas que él y su esposa (Connie Freydell) ignoraron.

Pues bien, han pasado 14 años desde el nacimiento de Sebastián y el muchacho ya da muestras de talento. Siendo júnior llegó al top-10 del ranquin de karts en la categoría sénior, y en el 2020 dará el salto a la Fórmula-4 de Italia. Los expertos dicen que, a su edad, hace cosas que Juan Pablo apenas exhibía a los 20 años. El joven amable, delgado y de ojos claros habló con EL COLOMBIANO de su historia y de sus sueños.

¿Por qué se inclinó por los autos?

“Desde niño estuve en este ambiente por la profesión de mi papá; a los 3 y 4 años ya manejaba karts. También jugaba fútbol y practicaba otros deportes, pero en realidad no sabía qué quería hacer. A los 7 años me compraron un kart más grande y potente, y cada vez que subo de categoría me parece más chévere; la velocidad es increíble”.

¿A qué edad manejó el primer carro y cómo fue?

“A los 13 años. Unos amigos tienen unos fórmula BM que fueron con los que crecieron mi tío Federico y Sebastián Vettel, los manejé y me gustó demasiado”.

¿Qué le gusta más de este deporte?

“La velocidad y lo agresivo que te toca ser para convertirte en un buen piloto. No es como los otros deportes que, si eres bueno, te puedes tranquilizar. En esto siempre hay competencia para saber quién es el mejor, quién es el que trabaja más duro y tiene más físico”.

¿Posee mucho del estilo de su padre?

“Mucha gente dice que sí y otra que no. Honestamente, no sé. He visto muchas carreras de él y trato de aprender”.

¿Quiere crear su propio estilo en las pistas?

“Hay personas que aseguran que el mío es mucho más agresivo manejando, hoy en día las llantas no son súper buenas y entonces hay que ser como mi abuelo Pablo, un poco cauto. Aseguran que soy una combinación de ambos”.

¿En la casa se habla mucho del tema?

“Con mi papá siempre hablamos de automovilismo, es nuestra vida. No crecí con los amigos, pues cada vez que mi padre corría en Nascar iba a las competencias, crecí en medio de carros... Antes venía mucho a Colombia, pero en la actualidad paso más en Europa, aunque mi residencia es en Miami”.

¿Cuál es su gran meta?

“Si puedo, correr Fórmula Uno. Si no se da, me fascinaría la Indy, le Mans, por ejemplo las 24 horas que es algo que ya hemos hablado, una buena posibilidad en cualquier equipo, pero eso sería en 2021. O si es la categoría de él, el carro que está manejando ahorita. Soy consciente de que para hacerlo tengo que crecer en el automovilismo”.

¿Usted también tiene nervios de acero?

“En el carro no siento miedo. Cuando mi papá está al volante me gusta, me parece chévere saber que ese es mi padre. Cuando hace cosas espectaculares, me enorgullece saber que es la persona con la cual vivo bajo el mismo techo y que puedo aprender mucho de él”

Wilson Díaz Sánchez

Comunicador social periodista de la U. de A. Sigo el fútbol profesional y aficionado, la gimnasia, el voleibol y las otras disciplinas del ciclo olímpico. Redactor de El Colombiano

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