Hace tres años la Selección Colombia fue en su momento la gran prueba para que el técnico argentino Juan Antonio Pizzi demostrara que tenía lo necesario para dirigir al combinado chileno y así liquidar las críticas que lo mantenían en la cuerda floja durante los seis meses de gestión previa.
El 22 de junio, en Chicago, en un partido que estuvo a punto de la postergación por una tormenta eléctrica, Pizzi superó la prueba y le dio un repaso táctico al elenco de José Pekerman en la semifinal de la Copa Centenario y así se encaminó hacia su segunda final consecutiva de Copa América y posteriormente a su segundo título en línea.
Esta vez el turno es para Reinaldo Rueda, duramente criticado por la prensa deportiva y la afición de dicho país, pero que a pesar de las prevenciones que había sobre su capacidad de manejo de grupo supo encontrar la forma para devolverle la confianza competitiva al bicampeón de América y ubicarlo como el incómodo rival que fue en los últimos años.
Para Luis Fernando Suárez el partido del próximo viernes por cuartos de final, entre Colombia y Chile, puede ofrecer un gran espectáculo táctico por la vocación tanto de Carlos Queiroz como de Rueda.
“El desarrollo de la fase de grupos reitera que ambos técnicos parten de la idea de mantener el cero. A partir de ahí ejercen el control del juego”, sostiene.
Sin embargo, aunque la calidad individual de los jugadores puede ofrecer un duelo de alto valor, es improbable que se de un partido con presencia en las áreas, como sucedió, por ejemplo, con el cotejo entre Uruguay y Japón que dejó 41 remates, siendo hasta ahora el de mayor volumen ofensivo del torneo.
Esto necesariamente implica que el equipo Tricolor tendrá que aumentar su eficacia, pues como señala Suárez “Colombia llega muy bien, pero no está generando peligro en el último cuarto. El dominio hay que traducirlo en remates para poner a prueba la reacción del rival”, expone.
Salvo ante Japón, Chile mostró baches en los juegos posteriores que disputó ante Ecuador y Japón. “(los chilenos tienen problemas de retroceso y lentitud para reagruparse, lo que facilita la generación de juego del rival y mucho más de uno con tanta calidad como tiene Colombia en ofensiva”, sopesa Iván René Valenciano.
Pero los australes compensan estas deficiencias con un componente en el que superan al resto de las selecciones: la huella del éxito.
Jorge Valdivia, un histórico de la Roja que hoy, fuera del equipo, analiza el funcionamiento de sus excompañeros al mando de Reinaldo Rueda, considera que en instancias de extrema presión, como la que se verá el próximo viernes en Sao Paulo, los jugadores que supieron alcanzar la gloria como Arturo Vidal, Gary Medel, Charles Aranguiz, y Alexis Sánchez, son capaces de desequilibrar el trámite y “hacer lo que nadie más se atreve”, dice. Algo con lo que concuerda Valenciano, quien destaca que en manejo de estos escenarios, Chile aventaja al equipo de Queiroz.
Esa “mística” que Chile demostró mantener viva, como destaca el técnico Rueda, a pesar de los difíciles meses que tuvo antes del torneo, es la principal clave a favor para intentar acabar la racha y la convicción del elenco colombiano que apenas concedió siete remates en los tres juegos de fase de grupos e impuso su dominio en todos los sectores del campo de juego.
Como lo plantea Jorge Luis Bernal (ver análisis) la inteligencia de Rueda será el verdadero examen para saber si Colombia tiene madera para aspirar al título o si los buenos resultados hasta ahora son apenas un prometedor comienzo en la era Queiroz.