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Una clase con Francisco Maturana: “La FIFA asume que el fútbol tiene que educar a gran parte de la humanidad”

El emblemático entrenador reflexiona sobre el papel de este deporte en la sociedad. Habla de Marino Hinestroza. Luis Díaz, de los cambios y del sentimiento que le despierta el balón.

  • Francisco Maturana, referente de los técnicos en Colombia y el continente. FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ
    Francisco Maturana, referente de los técnicos en Colombia y el continente. FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ
hace 4 horas
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Francisco Maturana García, el técnico más laureado en la historia del fútbol colombiano, ha dejado su huella en tres continentes. A sus 76 años, “Pacho”, como lo llaman cariñosamente sus amigos, sigue compartiendo valiosas enseñanzas con colegas, futbolistas aficionados y profesionales. En esta entrevista con EL COLOMBIANO, comparte anécdotas y lecciones de vida.

Lo aprendido de Miguel Ángel “El Zurdo” López

“Miguel Ángel fue un amigo, un compañero, un líder de esos que mejoran todo a su alrededor. Lo conocí en Nacional en 1976; era un ídolo. Compartimos no solo el juego y el día a día, sino también la noche, sus sentimientos sobre el tango y el lunfardo. Él me enseñó mucho, siempre he sido un aprendiz. Recuerdo que un día, después de un programa de radio, nos fuimos a tomar unos whiskys, hablamos de lunfardo y de caballos. Al despedirnos, me dijo que esperaba que al día siguiente yo fuera el primero en llegar a la práctica, de lo contrario, nunca más volvería a salir conmigo. No pude dormir esa noche, no quería fallarle, y nunca lo hice. En el campo, todo lo que ‘El Zurdo’ decía, te hacía mejor”.

Una anécdota inolvidable

“Un momento importante que aún recuerdo como una directriz en mi vida ocurrió antes de un partido. Tenía un problema en un tobillo y me estaban infiltrando cuando ‘El Zurdo’ llegó y me dijo: ‘Pacho, eso no se hace, no lo hagas nunca, porque tú y yo sabemos que estás infiltrado, pero la gente en el estadio no lo sabe. Me dolería mucho que te insultaran sin saber que no estás en condiciones de darles lo que ellos quieren’. Esto te enseña para la vida, son consejos de un grande. Y seguirá siendo un grande, porque, como decía Benedetti en el escenario de la amistad, ayer y hoy son lo mismo, los amigos siempre están”.

El dolor de las pérdidas en el fútbol

Los últimos meses han sido muy trágicos para el fútbol, con la partida de Pedro Sarmiento, Víctor Luna y, recientemente, Diogo Jota. “Es un escenario al que tarde o temprano todos llegaremos, pero no nos acostumbramos a ello y duele. Sin embargo, en el escenario de la amistad, uno siente que te están esperando y que probablemente volveremos a encontrarnos”.

El impacto de la muerte de Diogo Jota

“La muerte de Diogo Jota me trasladó a mi etapa en España. Por las tierras de Castilla, todo es plano. De joven, a veces me desafiaba a mí mismo: iba de noche y volvía de madrugada, por esa carretera impecable, a alta velocidad. Un día, cuando iba a reunirme con el presidente del Madrid para armar el equipo de la próxima temporada, rompí mi propio récord. Llegué directo al entrenamiento y le conté la hazaña a Camilo Segoviano, el director deportivo. Él me dijo: ‘Francisco, eso que me acabas de decir no me parece interesante, incluso me da pesar’. Le pregunté por qué, y me respondió: ‘Estás arriesgando sin necesidad’. Le decía: ‘Camilo, pero a esa hora no hay carros, esa carretera es fantástica’, y me respondió: ‘Yo trabajé 15 años en una fábrica de llantas y siempre existe la posibilidad de que una se estalle y no quede absolutamente nada. No vale la pena exponer la vida así’. Todas estas lecciones siguen vigentes hoy. Aunque aún no se ha hecho todo el análisis de lo ocurrido, uno vislumbra que ir al volante de un Lamborghini, en esas carreteras, es casi jugar con la propia vida. Es un ejemplo o un consejo que los jóvenes deberían aprovechar de todas estas cosas que suceden”.

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¿Qué opina de las críticas a Luis Díaz por no ir a la velación de Jota ?

“Uno nunca está preparado para la partida de un amigo, y duele, pero quedan recuerdos, quedan pistas para nuestro propio camino que hay que, con dolor, recogerlas y que sirvan para ayudarnos a avanzar. Es como la loción o el perfume que queda de ese amigo que se fue. Tengo códigos de vida no negociables y entiendo que el respeto garantiza la convivencia, por lo tanto, hay que respetar a todas las personas. Como futbolista, decimos de respetar el balón, al rival, al árbitro, pero hay que respetar a todo el mundo porque eso garantiza un buen camino en la vida. Por eso, me parece un atrevimiento, sobre todo por parte del ciudadano de a pie, donde estamos todos nosotros, juzgar lo que hacen los demás. La prensa tiene licencia para hacerlo, pero nosotros, la gente del deporte, no podemos juzgar a nuestros propios compañeros”.

La formación integral del futbolista colombiano

“Se dice que la única constante en el universo es el cambio, y no hay nada que hacer. También escuché que el fútbol es hijo de su tiempo. Hay una gran preocupación en la FIFA, trasladada también a la Conmebol, sobre la responsabilidad de este deporte con la humanidad. Antes, el ser humano que jugaba fútbol tenía una primera escuela que era el hogar, donde se le enseñaban principios y valores. Hoy no, eso no es interesante en muchos hogares, allí vale todo y, en algunos casos, son los padres los primeros que quieren que su hijo sea futbolista. La FIFA quisiera que siempre fueran seres humanos que juegan al balón. Consciente de la deserción escolar que existe, la FIFA asume que el fútbol es el que tiene que educar a gran parte de la humanidad”.

Lo que no debería pasar en el fútbol

“A veces decimos que vamos a trabajar con los jóvenes porque con los mayores ya no hay nada que hacer. Y uno ve partidos donde suceden cosas que no deberían pasar: el jugador se muestra respetuoso con el rival y el árbitro, que es la autoridad, pero después de todo esto, finge, hace un gol en el minuto 90 y termina siendo la figura del partido. El niño que mira dirá: ‘Hay que hacer lo que hace este muchacho’. Así, no estamos aprovechando el fútbol para educar. Vas a un estadio y sí, la atención es espectacular, fantástica, pero a los dos minutos ya están insultando al rival. Los niños pensarán que el camino es insultar a los demás. Ahí hay una gran responsabilidad del fútbol con esta sociedad, porque si no, uno no sabe para dónde va. No es normal que unos hijos que ya no van a la escuela terminen cuestionando a la autoridad. Antes se decía que se vive como se juega, y ahora uno quisiera entrenar como quisiera que vivieran. Ahí es donde hay que asumir esa responsabilidad en la etapa formativa de estos seres humanos que juegan fútbol”.

¿Cuál es la relación con Marino Hinestroza con Maturana en Nacional?

“Le tengo un gran aprecio a este joven. Cuando lo conocí me impactó, y cada día más. En un momento, le di un papel para que me escribiera quién era él, porque no es lo mismo mandar un audio, sentir lo que se escribe es diferente. Siempre he pensado que el fútbol es un sentimiento, y en ese afán le decía que la afición de Nacional es única en el mundo, es el orgullo de todos nosotros. Esa afición lo ayuda a uno a terminar de formarse como ser humano y como jugador. Por su condición, es normal que le peguen en un partido, pero debe pensar que si le pegan es porque no pueden con él por las buenas. Entonces, ¿qué debe hacer? No pelear con el rival, no responder, porque la afición va a entender que ese es su hijo, que lo están golpeando y lo va a defender. Así nunca lo van a expulsar. El mensaje, los ademanes, es que este futbolista es un ser humano, un talento innato. Yo sentía y siento que merece un gran abrazo para que sea un ídolo en lo futbolístico, pero también un ser humano del cual todos nos sintamos orgullosos y lo protejamos”.

¿El fútbol debe generar ídolos de verdad?

Sí, hay un momento muy importante en la vida, no solo del fútbol, sino de cualquier ser humano: saber dónde estamos parados, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Entiendo también que nadie triunfa solo, y este es un tema de la humanidad. El día que nos juntemos todos, entendamos nuestra posición y nos comprometamos a mejorar, creo que podremos seguir disfrutando a cabalidad de un sentimiento que sigue siendo el fútbol, porque el fútbol, en lo personal, siempre lo asocio a eso, a un sentimiento que puedes traducir en música”.

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La complejidad de dirigir en otras culturas

“Ahí volvemos a nuestra realidad: los cambios del universo. Dentro de esos cambios, yo personalmente me siento agradecido porque he sido un técnico que dirigió en cuatro continentes y tuve la suerte de ganar en tres. Pero no llegué como la figura del momento, sino después de haber tenido logros, y eso me ayudó a construir una imagen. Sin embargo, mis llegadas no fueron como ocurre ahora, porque hoy los dirigentes tienen el escritorio lleno de hojas de vida; pierden dos partidos y no quieren que la prensa los toque, y ahí vienen los cambios. En nuestra época, un cambio era algo muy difícil, porque la dirigencia sabía elegir, no traían al técnico de moda, sino al técnico que se identificaba con la identidad del equipo o del país. Carlos Bilardo es campeón del mundo, pero nunca pudo, ni siquiera lo intentaron, dirigir a River Plate. Como entrenador lo habría querido, pero él tenía otra cultura, otra identidad. Eso se perdió”.

Diferencias en la formación del futbolista

“En nuestra época se decía que llegaba un momento donde había que elegir, pero volvemos a algo que ya hablamos al principio: la primera escuela es el hogar. Si tienes claro lo que quieren tus padres, lo demás es otra cosa. En mi casa, yo vivía en la Comuna 13 e iba a la escuela. Me encontraba con la casa de Turrón Álvarez, de Cunda Valencia, de Óscar López, de Mayita, y esa cosa que uno tenía se iba fortaleciendo, porque el futbolista, repito, el talento nace, el barrio ayuda a fortalecer y esa ayuda también la da el hogar. Entonces, hay unos códigos, la familia dice que es esto y eso hay que hacerlo. A veces yo estaba jugando y venía Doña Hilda y tenía que salir enojado para la casa porque mi mamá priorizaba el estudio. Y creo que no estaba tan equivocada, como tampoco lo estaban las madres de Ponciano Castro, del Papi Mejía, o de Alejandro Brand, que fueron profesionales y cuando uno es profesional, hay otra forma de verlo a uno”.

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