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goles acumula Cuadrado en Juventus, equipo con el que tiene contrato hasta el 2024.
El ascenso de Juan Guillermo Cuadrado y su comitiva a la cancha Las Estancias, ubicada en el barrio Caicedo de la Comuna 8 de Medellín, en inmediaciones de La Sierra, fue toda una odisea.
La camioneta blanca en la que se movilizaba el jugador, al igual que el vehículo particular en el que se desplazaban los líderes de la fundación que lleva su nombre, se encontraron con unas “maletas”, como se denomina a los elementos con los que se cierran las vías. Un derrumbe a cerca de 10 cuadras del destino impidió su paso y obligó a detener el recorrido.
Por ende, tuvieron que buscar ayuda. Una patrulla de la Policía acudió al lugar y los enrutó. A partir de ese momento la caravana tuvo que sortear varios atascos, generados por los automotores mal estacionados a lado y lado de la vía.
En la cancha sintética los esperaban ansiosos alrededor de 200 niños del sector y de otros barrios, quienes estallaron en júbilo al ver que el deportista arribó al lugar.
Embajador resiliente
En el sitio se cumplía un conversatorio, en el marco de la presentación de Cuadrado como embajador del programa Jóvenes Resilientes de la Embajada de Estados Unidos.
“Mi madre siempre estuvo ahí y quizá no tenía forma de darme muchas cosas, pero se las ingeniaba para conseguirme lo suficiente para subsistir”, contó de entrada el nacido en Necoclí el 26 de mayo de 1988.
“Quiero tocarlo para saber que es realidad”, susurró a la distancia una de las presentes en el lugar, atenta al relató de su ídolo, quien en su discurso era insistente en la importancia de ser resiliente, palabra que, explicaban simultáneamente los presentes, significa tener la capacidad de reponerse a los momentos adversos que da la vida.
“Cuando estuve en Argentina pasé momentos muy difíciles, aguanté hambre y allá estuve mucho tiempo, porque era algo que yo quería. Después mi mamá se las ingenió para conseguirme el tiquete de regreso, que lo habíamos comprado con tiempo, pero se venció porque yo debía permanecer allá en busca de alcanzar mi sueño”, recordó.
El integrante del Juventus de Turín, contó que meses después de esos tiempos difíciles que vivió en Argentina, cuando regresó a territorio antioqueño, encontró la recompensa a esos sacrificios: “Tiempo después de haber regresado al país me llamaron de Independiente Medellín y cumplí mi sueño de jugar al fútbol”.
El relato de Cuadrado se alternaba con las intervenciones de los presentes en el lugar, quienes tenían muchas cosas por decirle. Entre mensajes de admiración, agradecimiento e interrogantes avanzó la charla, en la que las lágrimas rodaron por las mejillas de algunos luego de escuchar la intervención de una líder del sector.
“Lo que ustedes nos dieron hoy en la mañana para comer fue el desayuno de mis niños, porque muchos de ellos no tienen ni para comprar alimentos”, indicó emocionada.
Por su parte, Juan Guillermo contó que “la Fundación se creó tras hablar con un amigo, con el fin de inspirar a los niños, ayudarlos a que puedan soñar, a ser personas. Nació por el deseo de ser bendición para varios jóvenes. No alcanzamos a dimensionar a cuántos niños podemos ayudar a conseguir sus objetivos”.
El conversatorio finalizó con una postal que ninguno de los niños se quería perder, una foto con el referente de la Selección Colombia, con ellos en su entorno.
Estrenó rol
Aún estaba pendiente un episodio emotivo para los infantes, pues tan pronto soltó el micrófono, el futbolista se dispuso a hacer las veces de entrenador de niños del sector.
“Lo primero es le den cinco vueltas a la cancha”, dijo entre risas. Los infantes procedieron de inmediato, pero él explicó que bromeaba, que dieran solo una.
“Un solo toque, con ambas piernas, luego con la cabeza, intente de nuevo, concentrado, usted puede”, fueron algunas de las indicaciones del antioqueño en el calentamiento.
La sesión, previa al pitazo inicial del juego, se cerró con una foto más, que seguramente quedará en la memoria de los protagonistas.
Durante el encuentro, que duró cinco minutos, tiempo que para quienes jugaban fue solo un suspiro, “El Panita”, como le dicen la mayoría de sus amigos, daba instrucciones dentro del campo, al mejor estilo de un estratega en medio de la práctica. Alternaba su rol con el de futbolista y por momentos pateaba el balón en busca de ayudar a los integrantes de los equipos a buscar el gol, tal y como lo hace en los principales escenarios de Europa en cada jornada con la camiseta de Juventus, club con el que tiene un año más de contrato