Cada vez que Atlético Nacional y São Paulo se encuentran en un torneo internacional, se despiertan recuerdos imborrables. De las 12 veces que estos gigantes del continente se han enfrentado, con un saldo de cinco victorias paulistas, cuatro verdolagas y tres empates, hay dos series que han quedado grabadas en la memoria de los hinchas y de quienes tuvieron el privilegio de vivirlas en el terreno de juego. Dos capítulos que resumen la grandeza, la rivalidad y el respeto mutuo entre dos instituciones históricas del fútbol sudamericano.
La primera de esas historias tuvo lugar en 1993, durante la desaparecida Supercopa Sudamericana, un torneo reservado exclusivamente para los campeones de la Copa Libertadores. Aquel año, el São Paulo dirigido por Telê Santana era, sin exagerar, considerado el mejor equipo del mundo: campeón del Brasileirao, bicampeón de la Libertadores y flamante ganador de la Copa Intercontinental. Una constelación de estrellas con nombres como Zetti, Cafú, Müller, Palhinha y Toninho Cerezo.
Pero enfrente estaba un Atlético Nacional en plena consolidación como potencia del continente. El equipo dirigido por Hernán Darío Gómez contaba con referentes como Andrés Escobar, Mauricio Serna, John Jairo Tréllez, Víctor Aristizábal y un joven defensor que comenzaba a forjar su historia: Víctor Marulanda.
En el partido de ida, disputado en el Pacaembú, el Tricolor paulista se impuso 1-0 con un solitario gol de Müller. La vuelta, en el coloso de la 74, fue una verdadera batalla. Palhinha adelantó a los visitantes, pero Nacional respondió con alma y fútbol: Aristizábal y Zúñiga marcaron para igualar la serie. El Atanasio vibraba con cada jugada. El pase a la final se definió desde los once pasos. En una serie agónica, Aristizábal estrelló su cobro en el travesaño y São Paulo avanzó con un 5-4 en penales.
Marulanda, protagonista de aquella serie, no olvida esos días:
“Fue un año muy especial para mí porque me consolidé en el club después de los Olímpicos de Barcelona. Compartir equipo con Andrés Escobar, Chonto Herrera, Diego Osorio, Chicho Serna, Alexis García... fue algo inolvidable. Enfrentar a São Paulo era medirse contra el mejor equipo del mundo. Tenían muchas figuras y una riqueza táctica tremenda. Fue una experiencia de mucho aprendizaje”, recordó.
El destino los cruzaría de nuevo en 1994, también por la Supercopa. Esta vez en los octavos de final, el Tricolor volvió a salir adelante tras ganar 2-0 en Medellín y empatar 1-1 en casa. Pero con los años, la historia tomaría otro rumbo.
La segunda serie inolvidable fue, sin duda, la de las semifinales de la Copa Libertadores 2016. Nacional, bajo el mando de Reinaldo Rueda, mostró una superioridad categórica ante los brasileños. En el Morumbí, un doblete de Miguel Borja silenció a más de 60.000 almas. En la vuelta, el mismo Borja volvió a anotar y selló la victoria 2-1 en Medellín. Una serie dominada de principio a fin por el equipo verdolaga, que se encaminaba hacia su segunda Copa Libertadores.
Marulanda, ya desde otro rol, también estuvo allí: “He vivido seis partidos contra São Paulo como jugador, gerente y presidente. Y ese 2016 fue muy satisfactorio. Borja se destapó a nivel sudamericano y terminó siendo la gran figura con goles excepcionales en Brasil”.
Ahora, el calendario vuelve a unir sus caminos. En agosto de 2025, Atlético Nacional y São Paulo disputarán una nueva serie, esta vez por los octavos de final de la Copa Libertadores. Será una nueva oportunidad para agregar otro capítulo glorioso a esta rivalidad de élite.
“Espero que esta vez Nacional pueda imponerse. Sería maravilloso seguir avanzando a cuartos de final y continuar escribiendo esta linda historia con otra página verde”, concluyó Marulanda.
La cita está hecha. La historia llama de nuevo a estos dos colosos del continente. Y en cada pase, cada remate y cada gol, estarán presentes los ecos de aquellas batallas inolvidables.
