viernes
3 y 2
3 y 2
Mientras su papá trabajaba en una mina y su mamá hacía lo propio con revistas, Juan Diego Vélez se dedicó a jugar fútbol.
En su natal Segovia era común acudir, a diario, a la cancha de arena del pueblo que, por esa época, ya había calmado un poco el clima de violencia que lo sacudió.
Tenía cuatro años cuando pisó una cancha y, de ahí para acá, no conoce otra pasión diferente al fútbol. Y fue gracias a este deporte que tuvo la oportunidad de progresar.
El club Estudiantil posó sus ojos sobre él. “Yo soy un jugador habilidoso, siempre fui extremo por la derecha por mi velocidad y potencia”, dice el segoviano.
Por eso, le ofrecieron una casa en Bello para que emigrara y se entrenara todos los días con esta institución. Incluso, a sus papás les dieron...
ESTE CONTENIDO ES EXCLUSIVO
PARA SUSCRIPTORES
¿Ya sos un suscriptor? Iniciá sesión
Al realizar el registro de tus datos por medio de estas redes sociales, aceptas los términos y condiciones, el
uso de tu información personal y el uso de tu información por terceros de El Colombiano disponibles en
www.elcolombiano.com y el envío de noticias a tu correo.
¿QUERÉS SER UN SUSCRIPTOR?
TENEMOS PLANES DESDE
$14.900,
Seleccioná el que más te convenga:
Nueve razones para suscribirme a EL COLOMBIANO