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La trifulca en el estadio Atanasio Girardot en medio del partido del DIM frente al Deportivo Cali es una nueva alarma para ejercer control sobre el fenómeno de las barras bravas, más ahora que el nuevo Código de Policía especifica que no tienen la obligación de prestar su servicio al interior de los estadios.
Al ser preguntado por las sanciones contra los protagonistas de las 20 riñas dentro del estadio que dejaron dos heridos, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, fue claro en que se “individualizará” a los responsables para aplicarles la Ley del Fútbol, que contempla multas y vetos para los violentos en los estadios.
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“Las cámaras los tienen identificados y se les aplicará la Ley del Fútbol, serán expulsados y sancionados. Vienen medidas más importantes porque no tiene sentido agredirnos en un lugar donde se va a pasar bueno”, manifestó.
El mandatario fue enfático en que “se individualizarán porque quien la embarra la paga”.
Inicialmente, el balance fue entregado por el general Óscar Gómez Heredia, comandante de la Policía Metropolitana, habla de 11 personas conducidas por las autoridades.
Asimismo, serían siete barristas a los que se les aplicaría la Ley del Fútbol, describió Gustavo Villegas, secretario de Seguridad de Medellín.
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La Ley del Fútbol rige desde 2011 y su propósito es darle herramientas a clubes y autoridades en el control de hechos violentos en los estadios del país. Así lo dejó en claro el presidente, Juan Manuel Santos, cuando la sancionó.
¿Qué incluye este paquete legislativo? lo primero es que responsabiliza de los actos de los hinchas tanto a los clubes como las autoridades (no solo la Policía).
De entrada, contempla multas para entre los cinco y diez salarios mínimos mensuales y veto de los estadios entre seis meses y tres años para los hinchas que ingresen armas, drogas, que promuevan la violencia o se metan a la cancha.
Frente a casos como el ocurrido el sábado en el Atanasio Girardot, le generaría a los culpables sanciones económicas entre 20 y 100 salarios mínimos mensuales, más un veto entre 3 y 5 años del estadio.
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Eso implica tanto a quienes agredan a otra persona como para quien dañe la infraestructura del estadio o sitios cercanos.
Según indica la ley, el recaudo de las multas que se recojan del mal comportamiento de las barras deben destinarse a programas de socialización que promuevan la paz en los escenarios deportivos, coordinadas por el Departamento Administrativo del Deporte, la Recreación, la Actividad Física y el Aprovechamiento del Tiempo Libre, Coldeportes.
En diálogo con EL COLOMBIANO, la directora de Inspección, Vigilancia y Control de esta entidad, Claudia Guerrero, aseguró que desde la promulgación de la ley se vienen adelantando estos programas aunque admitió que los recursos son límitados.
“Se hacen mesas con la Policía, porque las multas las determinan ellos, que también se encargan del proceso de cobro”, explicó Guerrero, quien agrega que a partir de allí el proceso lo toma Coldeportes, aunque el dinero vaya primero al Tesoro Nacional y no directamente a la entidad.
No obstante, la funcionaria recalcó que el tema de multas reviste una dificultad social, pues “la mayoría de los multados son menores de edad y quienes deben asumir ese pago son los padres, que en muchas ocasiones vienen de entornos socioeconómicos difíciles”.
Para los menores de edad, dependiendo de la gravedad de la falta, la ley permite iniciar hasta procesos de pérdida de la custodia.
“En últimas”, recalcó Guerrero, “lo que nos interesa es que haya un cambio social y que las familias vuelvan al estadio”.
En debate sigue el punto del nuevo Código de Policía según el cual, la fuerza pública no tiene la obligación de prestar servicios de seguridad en los estadios del país. Sin una decisión definitiva sobre el tema, estas son algunas de las razones a favor y en contra:
A favor está el hecho de que los clubes no le pagan a la Policía por su servicio y de cualquier forma, se trata de un espectáculo de tipo privado, por el que las empresas deben pagar su propia seguridad.
Así mismo, en distintas ciudades se ha argumentado que para suplir la demanda de partidos “calientes”, otros cuadrantes de la Policía tienen que sacrificarse.
En contra está el argumento de los clubes, que sostienen que controlar una pelea de barras bravas en un escenario con más de 20 mil personas solo con personal de logística es prácticamente imposible.
En el intermedio está el Ministerio del Interior, que propone mantener el esquema de seguridad policial para partidos llamados “triple A”, como clásicos y otros en los que existe mayor riesgo de desórdenes.
Los planes de identificación facial en los estadios de fútbol daban plazo hasta el mes pasado para la instalación de este tipo de tecnología en los escenarios de Medellín, Bogotá, Cali, Barranquilla y Manizales.
Este plan ya se viene adelantando en Medellín desde 2015 y contempla tres obligaciones:
1. Identificación de los hinchas a través de carnets y entrada biométrica a los estadios.
2. Revisión de sanciones pecuniarias, de cultura ciudadana y otras que irían hasta la detención de delincuentes.
3. Individualización de los responsables de actos de vandalismo en los estadios, con listas publicadas por la Policía.
En épocas de violencia por parte de los “hooligans”, en 1989 se tomaron en Inglaterra las medidas de fondo que la hacen hoy un ejemplo de convivencia en la Premier League.
Su modelo es un faro a seguir para países con problemas de violencia en los estadios.
El paquete de medidas, producto de una cooperación entre clubes, empresa privada y Estado, se centró en ocho puntos:
1. Los vetos: A partir de 1990 se empezó a prohibir de por vida la entrada a los estadios de los hinchas violentos. Así mismo, se estableció la pena de carcel para quienes protagonicen estos desmanes.
2. Infiltrados: agentes especiales se infiltraron en las barras para tener una idea completa del funcionamiento de estas estructuras. Con ello, crearon una lista de 5.000 miembros de las barras bravas, a los cuales se les vetó de los estadios.
3. Autonomía en los clubes: El total de los 92 equipos profesionales del fútbol inglés crearon sus propios grupos de seguridad para disminuir la presencia de Policía. Esto, sumado a un sistema de cámaras y a la identificación de hinchas con lectores de huellas digitales, fue el paso previo a la eliminación de mallas y muros en los estadios.
4. La numeración: La implementación de asientos personales en todas las tribunas ayudó a identificar todos los hinchas que entraban a los estadios. Dicha transición tuvo un plazo de 9 años.
5. Premios comerciales: El buen comportamiento y el cumplimiento de las reglas fueron premiados por el gobierno británico con beneficios frente a las empresas privadas. Con el aumento de ingresos que permitió mejorar las medidas de seguridad y contratar mejores jugadores, los equipos subieron los precios de las entradas para convertir a la afición, en un público realmente dispuesto a apreciar el espectáculo.
6. Carnetización: El aumento en la carnetización de hinchas mejoró el control en la admisión. A muchos de ellos se les negó ese documento.
7. Sanciones globales: Parte de la reglamentación establecía que los hinchas identificados como violentos no solo tenían prohibida la entrada al estadio, sino también al transporte público (en días de partido) y bares deportivos.
8. Educación: Todo este esquema de seguridad inició con campañas de cultura desde las instituciones educativas.
Periodista bumangués del área digital de El Colombiano. Busco historias que demuestren que la realidad siempre supera a la ficción.