Fueron muchas las noches en las que Viviana Osorio Álvarez durmió con su medalla de plata al lado derecho de su cama en la concentración en Italia. Luego la llevó en su bolso de mano en el vuelo de regreso tras el Mundial, en el que la caleña escaló un peldaño más en busca de su gran meta, el primer lugar.
“Saber que tienes ahí en tu mano algo por lo que has hecho tantos sacrificios, por lo que has luchado tanto, es como un sueño y por eso siempre miraba si estaba conmigo, sino estaba soñando despierta”, relata.
Y es que ahora, con la medalla en sus manos, todo se ve bonito, fácil, pero la verdad y, según lo asegura la deportista, ha sido un año lleno de sacrificios, de trabajo, de espera, de no desfallecer a pesar de la lesión en su tobillo derecho, que la tuvo en suspenso y al límite de no poder participar en el reciente Mundial.
Pero Viviana que es alegre, positiva y no se deja de nada ni de nadie se rodeó bien, le apostó todo al Mundial y con el respaldo de su esposo, familia, entrenadores y los chiquitines que la ven como su ídolo en Cali se lleno de paciencia y valor para esperar y confiar en su talento.
“No fue fácil, a veces el dolor en el pie me hacía pensar en que no me alcanzaría, pero ya en la pista me enfoqué en la rutina, en lo que había entrenado y en darle una alegría a mi país”, dice Viviana, quien en su séptimo Mundial acarició de cerca su máxima ilusión: el oro.
De ahí que la celebración fuera especial, llena de emoción y de agradecimiento para el grupo de profesionales (sicóloga, fisioterapeuta, entrenadores, médicos) que hicieron parte de su recuperación y preparación.
Espacio para el amor
Viviana tiene claro que el patinaje es su motor de vida, pero sabe también que ahora, casada, cuenta con otro apoyo para seguir buscando sus metas. Por eso, luego del Mundial en Italia no tomó un avión rumbo a su natal Cali, sino a Estados Unidos para reencontrarse con su esposo.
“Él es un apoyo fundamental y hace más de un mes que no nos vemos, porque me concentré totalmente en la competencia. Ahora voy a tomar un descanso para estar juntos en Estados Unidos y disfrutar unos días de este triunfo que también es fruto de su apoyo, ayuda y sacrificio”, expresa la deportista.
La experiencia alcanzada en las siete participaciones internacionales, desde que era juvenil y ahora en la categoría mayores le permiten hablar con propiedad.
Sin miedo a no poder cumplir la meta, esta caleña de 27 años, no duda en afirmar que tras sus cortas vacaciones enfilará todos sus esfuerzos a seguir mejorando ya que para el Mundial de 2017 se ha puesto como meta el oro.
Para lograrlo cuenta con un grupo de trabajo y una familia que la respalda, además de los 16 años que suma formándose como deportista.
Enrique Da Mata, su entrenador, resalta en Viviana la tenacidad y la disposición diaria que muestra por superarse, por mejorar, lo que le ha permitido ir en ascenso en su carrera deportiva.