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Fabiola Zuluaga, ante el reto de sacar a flote el tenis femenino

Fabiola Zuluaga se lanzó al ruedo y volvió, esta vez como entrenadora, y con grandes retos por cumplir.

  • Fabiola es la única raqueta del país que ha logrado las semis de un Grand Slam. Tiene 40 años. FOTO colprensa
    Fabiola es la única raqueta del país que ha logrado las semis de un Grand Slam. Tiene 40 años. FOTO colprensa
05 de diciembre de 2019
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Es imposible contar la historia de las hazañas del deporte femenino colombiano sin mencionar su nombre.

Y al hablar de la importancia de los recientes triunfos de Juan Sebastián Cabal y Robert Farah, es necesario recordar su trayectoria como feliz antecedente y para contextualizar lo infranqueable que ha sido el tenis para el país.

Y, sin embargo, difícilmente se puede encontrar un ejemplo de exilio voluntario del entorno del deporte tan radical como el que decidió hacer Fabiola Zuluaga tras colgar la raqueta en 2006.

¿La razón? Para llegar a ser la número 16 del mundo en 2005 –el ranquin más alto de un tenista colombiano en singles–, jugar 19 torneos de Grand Slam, alcanzar la semifinal del Abierto de Australia (2004) y finalizar en ocho, de los doce años que tuvo como profesional, en el top-100, fueron tan tremendos los sacrificios que cuando dijo basta y emprendió otros proyectos de vida se alejó definitivamente de las canchas.

Fueron muchas las voces que clamaron durante más de una década por tener a Fabiola inmersa en el panorama tenístico del país. Pero no era el momento. Ahora sí, y tras recibir para asumir la capitanía del equipo colombiano en la FedCup, espera llevar al tenis femenino nacional hacia nuevos umbrales.

Fabiola habló con EL COLOMBIANO sobre sus motivaciones, proyectos y del grupo de jugadoras que liderará, sobre todo de María Camila Osorio, quien inevitablemente evoca los pasos de Zuluaga.

¿Desde hace cuánto se venía cocinando su regreso al tenis, esta vez como capitana del equipo femenino nacional?

“Bueno, en realidad no hace mucho. Un tiempo atrás nos reunimos un grupo de extenistas (Mariana Mesa, que está en MinDeporte; Luisa Obando, Catalina Castaño, Karen Castelblanco, que tiene su academia; Vicky Núñez, Mariana Duque, y echando carreta nos pusimos a compartir ideas de algunas cosas que podrían hacerse en el tenis femenino. Pero eran solo ideas. Entonces cuando salió Pablo González del equipo en Davis (cargo que ocupó Alejandro Falla que, a la vez, estaba al frente del elenco en Fedcup), el presidente de la Federación (David Samudio) me llamó y me preguntó si estaba dispuesta a asumir la capitanía. Y, bueno, se llegó el momento”.

Hace unos dos años, en otro diálogo, usted enfatizaba que no se veía en el rol de entrenadora. Que no estaba dispuesta a sacrificar su proyecto de vida familiar volviendo al ritmo frenético de viajes y compromisos. ¿Qué cambió desde entonces para volver al ruedo?

“Primero, los niños ya están más grandes (10 y 12 años). Ya se pueden quedar un poquito más sin la mamá. No es que no me necesiten, pero sí puedo ausentarme un poquito aunque siguen siendo mi prioridad. Lo otro es que me empecé a meter más en el papel de entrenadora haciendo semilleros vacacionales en la Academia con Uriel Oquendo y en la Liga de Bogotá. Y el tercer factor es que veo un potencial humano joven y capaz de lograr cosas muy buenas y me motiva intentar ese reto”.

¿Cuáles son algunas de las ideas concretas que surgió en ese grupo de extenistas?

“Básicamente que nos dejaran involucrar un poco más. Podemos aportar visiones diferentes y basadas desde la experiencia de haber sido profesionales. Además pensábamos que era importante que una mujer estuviera frente al equipo. Hasta hace poco estaba Alejandro (Falla) y creemos que es más fácil lograr un entendimiento de mujer a mujer, porque cuando el tiempo de competencia en FedCup es tan corto (una semana) se necesita ser muy asertivos para saber qué sienten y qué necesitan las niñas”.

¿Qué evaluación se puede hacer de las jugadoras que andan en el radar del equipo en FedCup?

Emiliana Osorio, María Paulina Pérez, María Fernanda Herazo han representado bien al país, buscan mantenerse siempre en el mejor nivel. He podido ver en total siete u ocho jugadoras. Quiero hacerles ya un seguimiento detallado y empaparme bien con la dinámica de la competencia. De quién sí puedo hablar con más detalle es de María Camila Osorio (campeona del US Open Junior) que es fija porque es la número uno, la he visto jugar y he jugado con ella. Sé que anímica y tenísticamente está lista, dando ese paso al profesionalismo. Y hace las cosas bien con un entrenador que, además, fue el mío, Ricardo Sánchez”.

¿Cómo ha visto la evolución de María Camila, quien tiene aún un amplio margen por mejorar?

“Lo he hablado con Ricardo y nos parece que debe mejorar un poquito el saque. Pero eso se va dando, no es necesario hacer grandes cambios sino potenciarla. Que use más las piernas, variar el saque y ponerle más efecto de un lado y del otro. Armarse, también. Es decir, que monte un buen plan de juego porque le pega muy bien de fondo, hace muy buenos ángulos, pero a veces como que no tiene su plan de juego bien montado. Y al jugar al alto nivel, al cual va a ingresar, es necesario estar armado para contrarrestar todas las estrategias de las rivales”.

Ahora que la Federación ha dado señales de escucharlas, ¿esas desavenencias, como la salida polémica de Catalina Castaño, quedaron zanjadas?

“Yo creería que sí. Creo que Cata debió seguir. Estoy segura que ella hizo todo lo que estaba a su alcance para que el equipo rindiera al 100 por ciento. Es que hay que tener en cuenta que no están jugando con cualquiera. Colombia compite en la Zona Americana 1 y es un nivel muy parejo porque están condensadas tenistas entre las 300 y 700 del mundo. Cualquiera puede ganar, no hay tanta estabilidad. Los triunfos o derrotas son muy variables”.

¿Cómo es usted como entrenadora?

“Lo disfruto. Aprendo otra visión del tenis, muy apoyada en las amigas que están metidas ya en esto. Siento que las personas con las que he trabajado han sido bastante receptivas. Se les evidencia el aprendizaje, entonces eso me lleva a pensar que es una faceta que tiene futuro. Soy tranquila, como siempre lo fui en la cancha, y creo que en este oficio esa serenidad es importante”.

¿Cómo ve el panorama del tenis suramericano?

“El masculino marcha bien. Chile, por ejemplo, tiene muy buenos jugadores en el top-50. Nosotros tenemos a la mejor dupla del mundo. Las mujeres, por otro lado, están muy por debajo del nivel acostumbrado. Ahora voy a tener la oportunidad de conocer las tenistas de la región y los procesos que se están realizando, pero lo que habla es el ranquin y los resultados y en eso se nota un bache muy grande”.

¿Ha cambiado mucho la esencia del tenis femenino desde que usted se retiró?

“Es cada vez más físico. Se juega más fuerte. Es fundamental pegarle duro a la pelota y es raro ver una tenista buena que sea bajita. Hoy en día las pretemporadas son brutales porque hay que prepararse para aguantar 8 o 9 meses de competencia”.

¿Qué jugadora la hace sentarse frente a la pantalla durante todo un partido?

“Pues, primero es difícil verlas porque no las televisan. Toca ir a algún torneo para apreciarlas en detalle. Pero, de hacerlo, están María Sharapova o Garbiñe Muguruza, estando en buen nivel. El único que me hace sentar sin parpadear es Roger Federer”.

¿Qué será de los aficionados al tenis cuando se retire Federer?

“Pues es muy fácil, que no se retire (risas). Lo vamos a extrañar. Pero, bueno, nos quedará Nadal, que le faltan unos añitos. Y hay mucho talento que surge: Alexander Zvererv, Stéfanos Tsitsipás, Dominic Thiem, Denis Shapovalov. Lo que pasa es que Federer es único, como él no va a haber otro. Su forma de ser dentro y fuera de la cancha es algo que nadie igualará”.

¿Por qué ha optado siempre por el bajo perfil?

“Es que giro en torno a mi familia, estar para ellos es algo que me encanta. En los últimos tiempos, salvo para hacer las clínicas de tenis o alguna transmisión, el 98 por ciento de mi vida gira alrededor de mi familia”.

Recientemente el profe Édgar Muñoz (que formó en la niñez a Fabiola y a Osorio), dijo que María Camila le había hecho el “reclamo” de que así como puso una valla gigante con su nombre en la escuela de tenis que dirige, ella también se había ganado un gran cartel. ¿Sabrá si el profe le cumplió con el reclamo?

“Cuando vaya a Cúcuta voy y me fijo y si fue que me bajaron de valla, Édgar va a recibir otro reclamo, pero esta vez mío. Porque, ¿cómo así? Primero fue lunes que martes” (risas).

¿Cuál fue el último torneo WTA que disfrutó en vivo?

“Hace tres años en Miami. Fui con la familia a “turistiar” y aproveché para mostrarles dónde entrenaba, comía, el hotel al que íbamos. Fue especial porque Miami era mi torneo favorito. Entonces lo disfruté sin nostalgias pero con muchos recuerdos removidos.

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