viernes
5 y 1
5 y 1
De por sí, recibir un tapaojos ya genera un poco de zozobra en los movimientos. Es como ver ese objeto que va a condicionar la forma de actuar en una pista de atletismo. Una persona que sufre de discapacidad visual ya no siente ese miedo, como lo afirma Maritza Arango.
Al momento de ponerse ese elemento, el cuerpo siente una desubicación completa. El temor a caminar se apodera de las sensaciones y la primera acción es estirar un brazo y quedarse quieto.
“Siga mi voz, es por acá”, las palabras accionan las piernas, las cuales tienen un paso lento, una pisada firme y una fuerte exhalación.
Todo es oscuro, aunque, a diferencia de los deportistas con limitación visual, hay cierto destello de luz. Al tocar una barrera que sirve de muro divisorio entre...
ESTE CONTENIDO ES EXCLUSIVO
PARA SUSCRIPTORES
¿Ya sos un suscriptor? Iniciá sesión
Al realizar el registro de tus datos por medio de estas redes sociales, aceptas los términos y condiciones, el
uso de tu información personal y el uso de tu información por terceros de El Colombiano disponibles en
www.elcolombiano.com y el envío de noticias a tu correo.
¿QUERÉS SER UN SUSCRIPTOR?
TENEMOS PLANES DESDE
$14.900,
Seleccioná el que más te convenga:
Nueve razones para suscribirme a EL COLOMBIANO