<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

En Dominicana, Galindo se “lanza” a Grandes Ligas

Joven pelotero de San Juan de Urabá quiere emular a Julio Teherán y José Quintana. Sabe que el camino es largo antes de conseguirlo

  • Rubén Antonio Galindo Naar, el paisa que trabaja para llegar al béisbol organizado de EE. UU. FOTO Cortesía Flia. Galindo Naar
    Rubén Antonio Galindo Naar, el paisa que trabaja para llegar al béisbol organizado de EE. UU. FOTO Cortesía Flia. Galindo Naar
23 de agosto de 2019
bookmark

Cuando Julio Teherán, el primer lanzador colombiano en jugar Grandes Ligas, partió en 2008 de Cartagena para empezar el proceso que lo llevaría a los Bravos de Atlanta tenía 17 años de edad, recién dejaba sus estudios, pero sus condiciones de prospecto le permitieron ser firmado por esta organización que lo ubicó directamente en la sucursal de Danville, Estados Unidos, y jugar en la Liga Apalachian para novatos.

Actuó luego con los Bravos de Roma, un equipo clase A de las ligas menores de la Liga Suratlántica y un año después en la novena clase AA de los Bravos de Misisipi antes de ser enviado al Gwinnett, escuadra triple A que resultó siendo el paso previo para debutar, en 2011, con la novena de Atlanta en la Gran Carpa, consolidándose como pitcher desde 2011.

Teherán necesitó cuatro largos años para fortalecer su brazo y afincarse en el roster (nómina) de los Bravos. Hoy hace parte del staff de abridores principales completando 9 temporadas.

Un camino similar espera cumplir Rubén Antonio Galindo Naar, un joven prospecto antioqueño de 18 años, nacido en San Juan de Urabá, quien recién viajó a República Dominicana, donde inicia el recorrido obligado que le permitiría, algún día, no muy lejano, piensa él, llegar a la división mayor del béisbol rentado.

Galindo Naar fue firmado por Padres de San Diego como lanzador y enviado a la sucursal que interviene en el campeonato rockie league de ese país. “Me he sentido bien, gracias a Dios. Ya he estado cuatro veces aquí (República Dominicana) y espero que esta vez pueda cerrar exitosamente el proceso que, con la ayuda de Dios, mis padres y con todos los que tuvieron que ver en él pueda lograrlo”, señala el muchacho que, después de cursar sus estudios iniciales en la institución Monseñor Escobar Vélez, en el corregimiento de San Nicolás de su pueblo, se hizo bachiller del colegio Santa Rosa de Lima en Medellín. EL COLOMBIANO lo contactó en ese país caribeño.

¿Es consciente de ese trayecto que debe hacer?

“Claro. Es un paso inicial. Haber venido a Dominicana es importante para mi formación y mi experiencia como pelotero. Aquí hay mucho por aprender. Y de eso se trata: arriesgar todo por seguir adelante con la ayuda de Dios”.

¿Cómo han sido estos días, qué tal las prácticas?

“Los entrenos son muy rigurosos, hay una buena exigencia física y fortalecimiento para un alcance mejor en velocidad y técnica en lo que a mi posición en el campo de refiere”.

De sus capacidades, ¿qué le han comentado tanto los scouts que lo chequean como los entrenadores de pitcheo que tiene en Dominicana?

“Muchas cosas y de todos trato de tomar lo máximo posible. Del pitcheo me han dicho que hay que ser muy recursivo en el momento de lanzar, que debo estudiar mucho al bateador y, claro, acompañar todo con un buen entendimiento con los receptores”.

¿Algo que le haya impactado y lo haya adquirido como experiencia de vida?

“Sí, hay que mejorar cada día y tener claro que este deporte es 100% mental y que el lanzador debe ser agresivo, explosivo y técnico. Lo más importante, sobre todo, es mantener la humildad para que Dios nos pueda bendecir”.

¿Cómo es su vida allá,

dónde vive, qué compañeros tiene?

“Estoy viviendo en el complejo residencial de la organización Padres de San Diego, me acompañan otros beisbolistas como yo, firmados con el mismo propósito”.

¿Qué papel desempeña su padre Fredis en el proceso suyo como beisbolista?

“Después de este milagro hermoso que me concede Dios, solo agradecimientos para con mi padre por su acompañamiento, sus entrenamientos, sus sabios consejos”.

¿Qué le ha recomendado, aprovechando que es un hombre de béisbol?

“Él siempre me ha dicho que Dios me va a poner en el lugar que yo lo pusiera. Y que con Dios todo lo podemos conseguir. Esas son palabras que enriquecen y dan apoyo”.

En estos momentos que está lejos de su hogar y país y que esperamos que su dedicación lo lleve a la Gran Carpa, ¿a quiénes más agradece por su formación personal y deportiva?

“Si uno quiere triunfar debe ser agradecido. Yo lo vivo, por ejemplo, de todos los entrenadores que me ayudaron, de mis amigos, de todos los beisbolistas del diamante Luis Alberto Villegas, de quienes me ayudaron en la preparación previa en Cartagena, también la gente de mi municipio San Juan de Urabá, mi familia Galindo, los Naar, los habitantes del corregimiento San Nicolás del Río y de Damaquiel. Igual, agradezco al Inder Medellín y al Ponybéisbol que, sin lugar a dudas, me ayudaron mucho para entusiasmarme y tener compromiso para seguir en este deporte; a la institución Santa Rosa de Lima en Medellín y al Monseñor Escobar Vélez, en San Nicolás, a todos mis educadores que me ayudaron a formarme como persona. Y, en especial, a mi madre Carmen Naar Rivera y a mis hermanos Fredy, Gisell, Elias y Keren”

Te puede interesar

El empleo que busca está a un clic

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD