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Cuando se le pregunta a David Gutiérrez, entrenador de la Selección Colombia de lucha, por el deportista Óscar Tigreros Urbano, de inmediato se despacha en elogios.
“Siempre he creído en procesos, y cuando uno se encuentra deportistas con buenas bases, como él, vale la pena trabajar con ellos. Óscar tiene grandes valores, se le nota que es de un gran hogar. Es respetuoso, responsable, colaborador, disciplinado, serio y constante, por eso pinta para grandes cosas en el deporte”, expresa el orientador.
Tigreros, quien entrena lucha libre desde que tenía 11 años y que estuvo en los Olímpicos Juveniles de Nankin-2014, se convirtió en días recientes en el colombiano número 29 con cupo a las justas de Tokio, las cuales, por la crisis del coronavirus, se trasladaron para 2021.
Y saber que hace seis años Óscar estuvo a punto de retirarse del deporte. Hoy, es una de las cartas con las que Colombia se ilusiona para brillar en el certamen de Japón.
“Sé que trabajando fuerte en todo este tiempo que resta puedo lograr ese sueño”, indica Tigreros en charla con EL COLOMBIANO.
¿Conseguir la marca a Olímpicos y ante grandes rivales en el Continental reciente, celebrado en Canadá qué genera en usted?
“Alegría, emoción. Es un logro muy grande. Cada deportista sueña con estar en unos Olímpicos y conseguirlo significa el fruto del sacrificio, de muchas derrotas que golpean tanto que hasta te hacen dudar y pensar en retirarte, pero luego valoras lo que has hecho y lo que tienes como experiencia para sacar fuerzas”.
¿Retirarse? ¿Y con la proyección que ha mostrado desde joven?
“En 2014, en los Olímpicos de la Juventud, estaba disputando el bronce en la división de los 46 kilogramos. Iba arriba en el marcador 6-2 y faltaban cinco segundos para que se acabara el combate. Todo el mundo ya celebrara la medalla, que iba a ser la primera en masculino para el país en lucha. Pero el contrincante hizo una acción que no esperaba y sacó cuatro puntos. En lucha quien empata gana, o sea que perdí 6-6. A partir de ahí llegaron mis angustias”.
Por lo que dice se siente que esa derrota le fue difícil de “digerir”...
“Estuve muchas veces sin dormir, uno trata de devolver el tiempo. Estuve hasta donde el sicólogo para ver cómo salir de ese hueco. Es que estar tan cerca de ganar y no hacerlo es complicado, y más porque si lo lograba se me abrían muchas puertas y le podría dar la casa que le prometí a mi mamá -Gloria Urbano-, pero desperdicié esa oportunidad. Uno se pregunta si en realidad vale la pena seguir, te das muy duro y empiezan los bajones y, por ende, el retiro de algunos apoyos”.
¿Cómo entendió que muchas veces las derrotas son necesarias para saber de qué se está hecho?
“Comprendí que las cosas llegan a su debido tiempo, que todo no puede ser alegrías, y que se debe caer para levantarse luego más fuerte, además que los rivales también se esfuerzan para ganar”.
¿Y que lo llevó a no rendirse, a no tirar la toalla?
“El estudio, porque siendo deportista tienes la oportunidad de ser becado en una universidad. En Antioquia, donde me radiqué hace cuatro años, hallé ese privilegio -cursa quinto semestre de Licenciatura de Educación Física en la San Buenaventura- pero, además, recobré la confianza para el deporte. Me recibieron en la Villa Deportiva y logré seguir entrenando lucha, mi pasión”.
¿Qué opina al escuchar elogios de entrenadores y compañeros hacia usted?
“Moral, felicidad, motivación. Siempre le agradezco a Dios que me haya dado este talento, que tenga personas como el profe David y amigos que me aprecian y brindan su apoyo para que continúe luchando por los sueños”.
¿Ahora, que más tiene en el panorama a Tokio?
“Primero le doy gracias a Dios por permitir que no me rindiera. En algún momento me disculpé con Él por haberlo cuestionado por los momentos duros que pasé. Clasificar a Tokio me da a entender que no hay nada imposible, que debo seguir entrenando con dedicación, y ahora más que tengo un motor que me impulsa a no desfallecer como es mi hijo Ángel David, de dos meses de nacido”.
¿Unos Juegos para cobrar revancha?
“Quiero tener desquite, la expectativa es grande. El año pasado, en el Mundial de Kazajistán, tuve buenos combates -llegó hasta cuartos de final- ante grandes rivales. La experiencia que vengo adquiriendo me llena de ilusión para lograr cosas importantes en los Juegos, buscar la anhelada medalla. Aún no he logrado darle la casa a mi mamá y sé que si lo sigo intentando lo voy a conseguir” .