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Juliana, un oro y la mira en Tokio

La antioqueña logró el primer lugar en su regreso a Juegos, tras un año y medio de lesión.

  • Juliana regresó tras una fuerte lesión, y con mucha fe en Dios y trabajo encontró su mejor recompensa. FOTO cortesía indeportes
    Juliana regresó tras una fuerte lesión, y con mucha fe en Dios y trabajo encontró su mejor recompensa. FOTO cortesía indeportes
  • Juliana Villa Galeano
    Juliana Villa Galeano
22 de noviembre de 2019
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Oliva Galeano iba de una tribuna a otra, siempre pendiente de las rutinas que desarrollaba Juliana Villa Galeano, su hija, a quien vino a acompañar a Cartagena en su regreso a competencias tras un año y medio de lesión.

Cuando los jueces hicieron el llamado para la prueba de barras asimétricas, Oliva recorrió de norte a sur el escenario para instalarse frente a su hija. Se la encomendó a Dios y aunque nunca perdió la fe, reconoce que apretó en más de una ocasión sus manos, de los nervios. Ambas han pasado por 18 meses angustiosos en los que el dolor y la tristeza consumían a Juliana.

“No es fácil, han sido meses de mucho sacrificio, esfuerzo, dolor, de sufrir a cada instante porque aunque uno no es pesimista, siempre está el susto de que no se vaya a lesionar nuevamente, es algo que no se puede evitar”, afirma la madre.

Juliana, quien se preparaba para los Juegos Centroamericanos de Barranquilla en 2018, estaba en la concentración nacional en busca de su cupo, pero sufrió una lesión de ligamento cruzado anterior y menisco que, además de perderse las justas, la arrastró al quirófano y a 8 meses de recuperación.

Junto al diagnóstico llegó la depresión, esa que llevó a Juliana a borrar su sonrisa y a perder la fuerza y la Fe. “No tener fe, es perderlo todo, por eso cuando pasé por ese momento oscuro busqué a Dios para volver a salir a flote y poder brillar como lo hice en estos Juegos”, menciona la deportista, mientras observa la presea de oro que ya cuelga sobre su cuello.

¿Qué significa esta medalla para usted?

“Más que feliz estoy agradecida con Dios porque sé que las promesas y sus palabras se cumplen, siento que tantos esfuerzos y sacrificios estos 4 meses valieron la pena”.

¿Cómo fueron esos cuatro meses de preparación para Juegos?

“Fue un esfuerzo muy fuerte, recuperar el estado físico después de un año y medio de no hacer nada fue difícil, me tuve que esforzar mucho, aguantar tantos dolores, la presión de tanta gente, fue bastante fuerte. Pero con la ayuda de Dios logré manejar la situación y siempre tuve como misión mantener a mi equipo con buena vibra para sostenernos fuertes porque sabíamos que podíamos hacer unos muy buenos Nacionales”.

¿Qué recuerda en ese momento de la prueba?

“Me sentía muy feliz y siempre me repetía la frase: ‘todo lo puedo en Cristo que me fortalece’, porque cuando estaba en el esquema hubo un momento que perdí la concentración, me lo volví a repetir y pude terminar bien. Al final abracé a mi entrenador, porque me sentía victoriosa, no sabía la calificación pero ya estaba satisfecha, porque hice una prueba limpia y bonita”.

¿Además de la lesión que fue lo más duro en estos meses de recuperación?

“Creo que salir de la depresión y mantener la fortaleza y la fe para no desistir a pesar de las dificultades. Viví un momento muy oscuro y tuve que buscar a Dios para a salir a flote y poder regresar fortalecida a lo que más amo, convencida de que grandes cosas vienen para mí”.

¿Cómo se ve ahora, luego de ganar el oro?

“Quiero entrenar muy fuerte para alcanzar el cupo a la olimpíada. Ya pasé un camino duro y se viene otro muy difícil, pero voy a trabajar duro para lograrlo, se que Dios tiene grandes cosas para mí, y por eso no dejo de soñar. Esta medalla me ha dado la confianza suficiente para continuar”.

Mientras tanto, Juliana espera seguir concentrada en sus estudios, pues cursa cuarto semestre de Fisioterapia de la Fundación Universitaria María Cano, claro está sin descuidar los entrenamientos, pues sabe que requiere de un doble esfuerzo para seguir subiendo el nivel para estar en Tokio 2020.

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