Mientras Laura Sánchez le daba patadas a un balón de fútbol, había otros compañeros pegándole raquetazos a un volante (gallito) en el colegio Normal Superior de Popayán (Cauca).
Su profesor de Educación Física la acercó a esa práctica llamada bádminton, la cual de a poco la fue enamorando. “El punto que más me animó fue cuando fui a un Nacional, con poca experiencia, y me fue muy bien”, relata la chica de 22 años y 1.53 metros de altura.
Fue así como hizo parte del proceso de Cauca, uno de los tres lugares de Colombia -junto a Santander y Bogotá- que inició el ejercicio de esta disciplina en el país hace 15 años.
Gracias a su talento, basado en la rapidez, la fuerza de piernas y agilidad mental para compensar la poca estatura -por lo general se enfrenta a rivales que pasan los 1.70 metros-, fue fichada por Antioquia, que en 2009 comenzó un proceso exitoso.
“Andrés Vélez me vio jugar y me dijo que viniera a Medellín, ofreciéndome comida, estudio, alojamiento y hasta un pago, el cual Indeportes Antioquia daba”, expresa Sánchez.
Nómada en Medellín
No lo pensó mucho a la hora de pegar el salto, en 2012, pues le seducía la oportunidad. Aún así, al llegar a tierras paisas, se dio cuenta de que no era tan fácil dejar la cómoda Popayán, donde tenía el amor de los papás (una operaria y otro trabajador de un taller mecánico) y su hermana.
“Empecé a vivir donde una tía en Robledo Aures, era difícil el desplazamiento hasta la Liga, había que tomar dos buses y, además, a mi tía le mortificaba que yo llegara tan tarde -10:00 p.m.-”.
Sin embargo, su amor por el deporte era tanto que, junto con compañeros y entrenadores del Club Fénix, buscó mejores opciones, probando viviendas en sectores como Estadio, Calasanz y hasta en la Villa Deportiva en Indeportes, en la que vivió un año y donde se alimenta.
Aún así, como la ciudad se vuelve costosa, comenzó a buscar diferentes trabajos, probándose, la mayoría del tiempo, como mesera en bares y restaurantes.
Pero sabía que nada era en vano porque, a la par de la búsqueda de la estabilidad, se ganaba medallas con facilidad en torneos nacionales, bolivarianos, suramericanos, entre otros, con mucha suficiencia.
“Ella es muy fuerte y muy habilidosa, además que corrimos con la suerte de que venía muy fundamentada y acá logró pulirse”, argumenta Andrés Vélez, el gestor de su llegada a Antioquia.
También estudiante
Tanto ha querido sobresalir que hoy estudia Entrenamiento Deportivo en el Sena, actividad que no riñe con el deporte -al que jamás quiere abandonar- y la búsqueda de una labor que le dé ganancias.
Con la ilusión de seguir haciendo parte de los combinados nacionales, también quiere aportar su granito de arena para que el bádminton sea conocido en el panorama colombiano para un mayor crecimiento.
“Es verdad que puede resultar difícil vivir de esta práctica porque no hay mucho apoyo, pero queremos lograr grandes resultados para que se fijen en los que vienen”.
Por lo pronto, este talento caucano se amañó tanto en Medellín que ha rechazado ofertas de otros departamentos. Es una caucana que se goza Antioquia.