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Mariana Laserna tiene dos amores, la naturaleza y la moda. Ambos no parecen ser muy amigos, la moda es una de las industrias más contaminantes porque su modelo está basado en la novedad e incentivar el consumo, pero Mariana estaba dispuesta a servir de punto de encuentro.
Después de hacer un voluntariado en un santuario de rinocerontes en Sudáfrica, fundó su marca de accesorios Baula, que recibe su nombre de la tortuga laúd, una de las especies marinas más grades.
Pensando en el mar, empezó a hacer bolsos que llevaban las características de los animales y con nailon reciclado de materiales como redes de pesca y tapetes viejos. Los forros están hechos con telas que salen de botellas pet.
También usa fibras naturales, con su apariencia artesanal o procesadas en forma de “cuero vegano”, un material que se hace con desechos vegetales de agroindustrias, que simula la apariencia del cuero animal, sin los procesos contaminantes de esta industria. “El proceso del cuero animal tiene muchos químicos y contamina afluentes, esta es una opción más sostenible, libre de crueldad animal”.
Los “cueros” veganos de fuentes vegetales son mucho más sostenibles que se hacen desde el plástico, pero también más costosos, pues no se fabrican en Colombia y su incursión incipiente en el mercado aún hace que los pedidos sean pequeños, lo que afecta el costo del producto final. Sin embargo, la aspiración de Mariana es que el consumidor sea cada vez más consciente y pase de las palabras a la acción, cuando de cuidar el medio ambiente se trata.
Periodista cultural del área de Tendencias de EL COLOMBIANO.