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El desarrollo de la tecnología de movilidad eléctrica avanza en el mundo. En 2020 debe ser el 10 por ciento del mercado total de autos.
Pero entre tanto las firmas automotrices y compañías de tecnología buscan alternativas para romper uno de los cuellos de botella que aún no hace que los carros eléctricos sean más masivos: su recarga una vez se agota la batería.
O en otras palabras, al hacer el símil con la gasolina, como se “tanquean” los carros cada vez.
Por el momento existen electrolineras, estaciones de servicio en las que los autos pueden llegar y conectarse a la fuente de energía, especialmente para carga rápida. También pequeñas fuentes de carga en parqueaderos para recarga mientras el propietario atiende alguna diligencia. O la carga lenta, generalmente en los garajes y que puede ser de varias horas y se hace especialmente en la noche en la casa del propietario del vehículo. Pero la idea de la industria automotriz es agilizar y hacer más masivo el proceso de carga.
En este sentido un físico colombiano, radicado en Alemania desde hace más de 30 años, avanza en la implementación de una metodología de carga que podría facilitar que más carros accedieran en el mismo momento a abastecerse de su combustible energético, sin necesidad de detener su marcha o entrar a una estación.
Mauricio Esguerra, CEO de su propia firma, Magment, explicó a EL COLOMBIANO que la idea parte de un proceso ya conocido en otro tipo de aparatos como los cepillos eléctricos, e incluso algunos teléfonos móviles de reciente generación: se trata de la carga inductiva, o por transferencia de ondas que llegan al dispositivo de recepción.
En el caso de los vehículos ya existen algunos desarrollos, pero en su mayoría implican que los autos estén estacionados, estáticos sobre un punto en el que se ubica el emisor de las ondas.
Una de las novedades de la propuesta del físico colombiano es que sobre una gran superficie, por ejemplo varios kilómetros de vía, se aplique un material especial desarrollado por la firma y denominado como cemento magnetizable, con base en cemento y material reciclado de f erritas que tiene propiedades magnéticas.
A lo largo del trayecto también se instalan unas bobinas que generan la carga que el carro recibe al transitar sobre esa vía, sin necesidad de detenerse a recargar en ninguna estación de servicio electrolinera. Así, los vehículos podrían recargarse en movimiento.
“Estoy convencido de que cuando los vehículos eléctricos sean más masivos, su principal dificultad será la recarga. La idea que tiene todo este concepto es, en primer lugar, que no exista lo que los americanos llaman la ansiedad de recarga (cuando el carro, o cualquier aparato eléctrico o electrónico va agotando su batería) y en segundo lugar minimizar el costo de los automóviles, porque necesita uno baterías más pequeñas que son las que realmente encarecen el costo de estos vehículos. Con esto la gente no vuelve a pensar en la recarga, simplemente anda y anda y anda”. La recarga eléctrica se podría realizar con una velocidad de hasta 80 kilómetros por hora. Ni siquiera haría falta disminuir la marcha.
Comunicador social y periodista. Actualmente redactor de los temas de la industria automotriz nacional y global. Y también explorando temáticas de estilo de vida y turismo.