Implosión. La palabra tiene carga de predicción y fue Steven Spielberg, rey Midas de Hollywood, quien la pronunció con la mirada puesta en 2015, el año en que las salas de cine esperan llenarse de secuelas, precuelas y reboots.
"Va a producirse una implosión en la que tres, cuatro o puede que media docena de superproducciones se estrellen contra el suelo y eso cambiará el paradigma", les dijo Spielberg a los estudiantes de cine de la Universidad del Sur de California. A su lado estaba George Lucas.
Ellos, los padres de los blockbuster, los que con Tiburón y La guerra de las Galaxias inventaron los taquillazos, desconfían de su invento.
Y es que el año 2015 coinciden los estrenos de las superproducciones: Los Vengadores 2, Piratas del Caribe 6, Jurassic Park 4, Avatar, Los cuatro fantásticos, Supermán vs. Batman, el final de El Hobbit y la lista sigue.
Y fracasos ya ha habido. John Carter, de Disney, por mencionar solo el más sonado y que le dejó pérdidas a Disney por 200 millones de dólares. Pero también Después de la Tierra, protagonizada por Will Smith, y El llanero solitario, con la actuación de Jhonny Depp tampoco reportaron lo esperado.
Cine para todos
Este tipo de películas le apuestan a todas las audiencias: niños, hombres, mujeres, mayores y menores de 25 años, una fórmula que puede ajustar la caja de cualquier estudio si da con resultados de taquilla como el que reportaron Los Vengadores, con más de 1.500 millones de dólares de ganancia o Iron Man 3, que recaudó 174 millones de dólares en su estreno en Estados Unidos.
Porque se está hablando de cintas cuyos presupuestos se suman en cientos de millones de dólares, cuyo fracaso supone una verdadera crisis para cada estudio.
Ese cine para todos, dicen los expertos, deja sin posibilidades a otras producciones además, cerrándoles pantallas y posibilidades de acceso a las películas de autor, algo que ya se ve en Medellín, donde los distribuidores le apuestan a lo seguro y otras cintas, cuando llegan, apenas si duran una semana en la cartelera.
El mismo Spielberg contó, en esa reunión con los estudiantes de cine, que incluso para él fue difícil estrenar en la pantalla grande Lincoln, su última película.
Si la predicción del laureado director resulta cierta, quizá la industria del cine tendrá que apostarle, de nuevo, al ingenio y olvidarse de tanto remake.
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