Con el control creciente a las fuentes móviles, que son el principal generador de contaminación, la calidad del aire en el Valle de Aburrá ha mejorado, pero todavía no está en niveles óptimos.
Desde que se puso en marcha el convenio con Ecopetrol para mejorar el combustible, la evolución favorable se muestra en cifras, que dan cuenta que hoy el diésel contiene 50 partes por millón de azufre, cuando estuvo en 3.000, y la gasolina está en 200 partes, frente a las 1.000 que tuvo.
El Área Metropolitana tiene un plan de descontaminación con metas a 2015 y 2020, y según Laura Catalina Gil, del equipo de gestión de la calidad del aire, "los datos muestran una evolución positiva en diferentes contaminantes".
Uno de los fundamentales, medido en la red de monitoreo que tiene 23 estaciones en el Aburrá, es el de la sumatoria de contaminación por industria y transporte.
La norma -explica- habla de 25 microgramos por metro cúbico para material particulado menor a 2,5. Y pone como ejemplo que en la estación del Politécnico en 2009 estaba en 32 microgramos, en 2010 en 26, en 2011 se bajó a 20 microgramos y en 2012 se redujo aún más.
Laura Gil señala que el Área no tiene estudios epidemiológicos que digan que el aire de Medellín enferma, porque demanda una investigación más profunda, pero insiste que se ha ganado, aunque falta mucho.
En esa parte deben intervenir el ciudadano con el uso racional del vehículo, los transportadores con el mantenimiento preventivo, los conductores y CDA con no falsificar las pruebas de gases, y las empresas con incorporar nuevas tecnologías.
Para Carlos Mario Sepúlveda, vocero del Laboratorio de Calidad del Aire de la U. Nacional, desde 2008 las autoridades han hecho un trabajo importante con el plan para mejorar el combustible. "Se nota una mejoría leve en la descontaminación del aire que respiramos, no siendo lo mejor porque los flujos vehiculares son muy altos", sostiene.
Una manera de enfrentar el problema son los controles en las vías. En 2010 se hicieron 9.000 revisiones, en 2011 35.000 y el último año se alcanzarán 50.000, pero es esencial una tarea conjunta de todas las secretarías de Tránsito para frenar el fenómeno de las "chimeneas rodantes".
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