No puedo decirle ni leído ni recordado sino apenas citado, almanaque del Poor Richard (traduciendo poor por buen y no por pobre). De usted he sabido a través de un par de biografías de Benjamín Franklin (su creador) y de algunos análisis sobre la creación de la mentalidad pragmática norteamericana, fundamentada en la concepción práctica de las cosas y en la buena expresión de las palabras. A través de usted, querido almanaque, las gentes (los norteamericanos del siglo XVIII) se informaban sobre la ciencia, la geografía, la literatura y la política de su tiempo, pero no de manera anecdótica sino buscando hacer de esa información parte de la vida. Ya se sabe que de nada vale saber si ese saber no lo hacemos parte de nosotros a través de acciones y percepciones del mundo que nos mejoren como seres humanos, quitándonos el miedo que tenemos.
Es claro, Buen Ricardo , que si hay miedo no se ha aprendido nada. El miedo es propio de la ignorancia, la superstición, el deseo y el no estar bien. Y también de no saber para qué sirve (en la vida práctica) lo que se sabe, siendo esto la causa del fracaso de la educación. Los datos por sí solos no aportan nada. La práctica y la interiorización de ellos, la conversión en hechos morales, es lo que le da validez a lo que sabemos. De lo contrario, no sabemos nada. Y este era su espíritu, Poor Richard : darles a las personas una información para convertirla en vida cotidiana buena y digna de ser vivida. Y no a través de cursos delirantes de crecimiento personal o de falsos espiritualismos que al final se convierten en frustración. No, era información práctica para sentirse útil y, en este sentido, en capacidad de intercambiar bienes e ideas con otros.
Por estos días, almanaque del Buen Ricardo , conocí y aprendí de un almanaque que enseña a entender el arte. De manera simple y con imágenes que dan el ejemplo y propician el asombro, el almanaque plantea una manera de ser civilizado: qué hay que ver cuando se mira un cuadro, cuál es su composición, su movimiento, su peso, etc. Este almanaque, publicado por la editorial de la Universidad de Antioquia, está en el espíritu del suyo, Poor Richard , pues no solo da cuenta del tiempo que medimos sino que enseña algo para aprovechar ese tiempo. En este caso, arte, aunque el arte no existe (en términos de Ernst Gombrich) sino el artista. Bueno, quería decirle esto, querido y viejo almanaque, deseando que los demás almanaques cuenten algo que sea bueno.
El almanaque del Buen Ricardo fue creado en 1732 (en Filadelfia) y Benjamín Franklin, su creador, lo escribió bajo el seudónimo de Richard Saunders. Este almanaque, debido a su practicidad, sirvió después de modelo para otros. Lástima que hoy esté casi en el olvido. Es como si no hubiera nada que aprender.
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