La comida aún no escasea en la Central Mayorista de Antioquia, pero sí hay una "sensación de desabastecimiento" que comienza a inquietar a los comerciantes y a las directivas de la entidad.
El de ayer fue un viernes atípico, pues ingresaron más carros con más carga: 325 vehículos con 2.500 toneladas. El gerente de la Mayorista, Javier Humberto Ramírez Vergara, dijo que muchos de los vehículos que entraron estaban parados en las vías desde el miércoles. Traían mercancías procedentes del Eje Cafetero, el Valle, la Costa y Buenaventura.
Para llegar a su destino, los conductores han tenido que buscar rutas alternas, que a veces parecen más bien trochas que carreteras. Esto se paga caro. Los fletes han aumentado y los platos rotos terminan pagándolos los consumidores.
El alza de los alimentos está en un rango del 10 al 20 por ciento. El kilo de plátano, saltó de 1.000 a 1.200 pesos. La piña red gold, subió de 1.300 a 1.600 pesos. Todos los cítricos se trepan, en parte por problemas de cosecha, en parte por el mayor costo del transporte. También se muestran "alzados" en precios la arveja verde, la cebolla blanca, la habichuela, la papa nevada y el maíz. Estables, por el momento, aparecen productos vitales en la dieta paisa, como arroz, fríjol y panela.
Para Ramírez Vergara ya es hora de prender las alarmas. No son pocos los carros que están siendo hostigados en las vías y llegan a la Mayorista con los vidrios rotos, rayones y averías. La circulación de tractomulas ha disminuido. Las que se movilizan llegan a determinados puntos en los que la carga se fracciona o reparte en tres vehículos más pequeños, lo cual se convierte en otra fuente de sobrecostos.
La inquietud en la Mayorista se resume así: aún hay comida, pero también comienza a brotar un temor en quienes mueven carga, debido a las muestras de anarquía en las carreteras, la misma que el Gobierno intenta controlar con mecanismos como el uso de escoltas para los camiones.
Normal, pero...
Raúl Saavedra, profesional Operativo de la Central de Abastos de Bucaramanga reportó que allí la situación es de "normalidad total en el mercado". Hay abastecimiento de productos, que llegan en camiones de 10 o menos toneladas de capacidad. Los conductores también han tenido que tomar rutas alternas, incrementando en 2, 3 y más horas el tiempo de viaje. Los precios reaccionan con alzas del 10 al 20 por ciento, en renglones como el tomate, la cebolla de cabeza blanca, la remolacha y la zanahoria.
Este cuadro se replica en Corabastos, de Bogotá. Según Luis Hernando Ríos, de la oficina de Prensa, llevar la arveja verde de Ipiales a Bogotá costaba 1,3 millones y ayer estaba en 3 millones por tonelada. El flete Bogotá-Medellín subió de 900.000 a 1,5 millones de pesos. Una caja de manzana verde saltó de 48.000 a 60.000 pesos. Del Valle llegaban de 4 a 5 tractomulas semanales con azúcar; esta semana sólo ingresó una y el precio del bulto pasó de 54.000 a 58.000 pesos. Camiones que logran llegar de zonas como Boyacá lo hacen con los panorámicos rotos, un daño que puede significar la pérdida de 500.000 a 600.000 pesos.
A muchos conductores los amenazan con echarles a los vehículos ácido de batería. A unos más les dejan pasar la carga, previo el pago de una ilegal "contribución" de 200.000 a 300.000 pesos.
El paro sigue subiendo en temperatura. "Seguimos aquí, fortalecidos", dijo Elizabeth Guerra, presidenta de la Asociación Colombiana de Camioneros en Antioquia.
"Y el ministro de Transporte no nos quiere recibir".
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