Días después de su concierto en el Teatro Adolfo Mejía -antes Teatro Heredia-, Hugo Candelario González y su Bahía Trío son vistos con otros ojos, desprovistos de la sorpresa inicial.
No sólo Stephen Prutsman vibró en el piano, en una especie de trance, con la música de este grupo proveniente de Cali.
Un recinto lleno -843 personas- los aplaudió de pie después de que rompieran el protocolo y la solemnidad del Festival Internacional de Música de Cartagena, con marimba, cununos, bombo y saxo.
¿Cómo describe su participación en el Festival y la acogida del público?
"Es un poco curioso, interesante y muy importante para nosotros y para nuestra cultura del Pacífico, cuya estructura recién se está conectando con nuestro público, por eso estar aquí en este evento internacional significa mucho. No sabíamos que había tanta expectativa con lo que iba a pasar y logramos esa energía y ese entusiasmo, ese recibimiento hacia nosotros que tenemos una música de tambores, muy fuerte, en un espacio solemne, excelso, fue muy grato y no sólo colmó las expectativas, las sobrepasó. Esa experiencia con el maestro Stephen Prutsman, esa fusión de la marimba con el piano es absolutamente positiva".
¿Cuáles son los propósitos de Bahía para 2010?
"Bahía tiene varios formatos, entre ellos Bahía Trío, pero hay tres más que es una banda grande de 13 músicos, otro de ocho músicos y uno folclórico de cinco. En Bahía Trío a veces adicionamos un cantante. La idea es grabar en febrero este formato de Bahía Trío con cantante invitado, que presentamos en este Festival, luego terminar arreglos para Bahía Orquesta, y desde julio cumplir compromisos internacionales. Tenemos invitaciones a Malí, a México y a Minnesota. A partir de junio hay otros en España, Alemania, Londres y hasta a Shangai. También recibimos invitaciones para la celebración del Bicentenario de la Independencia, dentro y fuera del país. Y seguimos con la línea de investigar, producir, publicar y sobrevivir para ganarnos el Pacífico de pagar las cuentas".
¿Cuál es el reto a largo plazo del proyecto en grande de Bahía?
"Con la orquesta el reto es llegar más a lo popular, a lo bailable con nuestra música, que sea más digerible y disfrutable para la gente que no es de nuestra región. Y si lo logramos, no prostituírnos, sino conservar nuestra belleza, nuestra espiritualidad, que es tan difícil mantener con tántas cosas foráneas".
Usted dijo en el concierto que ese era el mensaje de la música del Pacífico para la del Atlántico, ¿qué mensaje le ha transmitido esta última a usted?
"Yo tengo esa facilidad para sentir, ver y oler el mestizaje, "usted suena así por esto", suelo decir. Yo siempre he recibido del Caribe ese sol despejado, esos ritmos calientes, abiertos, deliciosos. Me ha gustado la cumbia, el porro, el bullerengue, el vallenato antiguo. Veo desde la música del Caribe colombiano la oportunidad para disfrutar las otras músicas, las Antillas, a la música cubana, centroamericana y logro llegar desde este océano a África, siento la relación del tambor, del yembé. Somos dos costas, dos mares en un mismo país, me tomé el atrevimiento de hablar con el mar, no soy el hijo, pero soy heredero del Pacífico, por eso envío este mensaje de una costa selvática, hablándole a la otra como hermanas. Por eso el taller que dimos aquí tuvo éxito, porque logré transmitir ese sentir, que es muy intangible, del interior".
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