Un abuelito de 115 años y su esposa de 98 años van a visitar al doctor.
-Entonces, doctor, ¿nosotros no podemos hacer el amor? Pregunta el viejo.
-No señor, si ustedes lo hacen, se pueden morir. Es mejor que duerman en cuartos separados.
Se van los viejitos y esa noche, ya tarde, tocan a la puerta de la viejita.
-¿Quién es? Pregunta ella con curiosidad.
-Un viejito suicida. Le responde una voz apasionada.
Estamos viviendo en un mundo de extrañas paradojas. Queremos paz, pero buscamos la guerra. Queremos libertad y practicamos el libertinaje, buscamos tierra para los campesinos, pero sin adquirirla por medios lícitos, sino arrebatándolas a otros con invasiones. Pedimos autonomía universitaria y sembramos desorden terrorista en los campus universitarios.
En estas semanas, hemos visto imágenes de terror en las huelgas estudiantiles. Por la televisión nos han mostrado enfrentamientos de estudiantes en las universidades, Nacional, de Antioquia y Tecnológica. Hemos visto policías atacados con gasolina y fuego, servidores públicos que tratan de brindar seguridad y confianza, quemados con ácidos destructivos. A un señor coronel en Medellín lo hirieron con una piedra de gran tamaño y estuvo incapacitado varios días. Los daños en las universidades han sido cuantiosos, mallas tumbadas, vidrios rotos, incendios, clases suspendidas. No sé a cuánto ascenderán los costos de los desórdenes estudiantiles y pérdidas académicas, pero me imagino que son miles de millones.
En mis tiempos de estudiante nos decían los padres eudistas primero y después los jesuitas que si no nos sabíamos comportar solos, tendríamos que tener siempre un vigilante, pues si los estudiantes no saben manejar su autonomía universitaria, tendrán que aceptar la disciplina del orden.
Muy bien lo dijo el presidente Uribe Vélez en la Escuela de Cadetes de Policía, General Francisco de Paula Santander. Jamás entraremos a la universidad a impedir las libertades o a sacrificar la academia, pero no vamos a permitir que los terroristas se tomen la universidad. No vamos a graduar y condecorar policías en esta escuela, para que los terroristas de la universidad los quemen con ácidos, gasolina y bombas molotov. Somos tolerantes y respetuosos con la ciencia y la academia, pero no con el terrorismo. Los terroristas universitarios son unas minorías en cada centro universitario, pero los perjudicados son la mayoría de los pacíficos que no intervienen.
Esta semana, el ex candidato a la alcaldía de Medellín, por el Polo Democrático, Luis Guillermo Pardo, que cuando se equivoca en datos gegráficos o históricos, (dijo una vez que Hawai quedaba en Filipinas y después le cambió la patria a Montesquieu) le echa la culpa a la taquigrafía. Decía Guillermo que había que defender la autonomía universitaria definida desde 1918 en el Manifiesto Universitario de Córdoba. Siempre los izquierdistas acogiéndose a la democracia que no respetan en los países comunistas. Pero si la autonomía estudiantil es mala para la democracia o si la autonomía sirve para implantar el terrorismo en las universidades, es mejor suspenderla por un tiempo, como los viejitos del cuento se tuvieron que separar. Si dejamos juntos autonomía y terrorismo, son suicidas que acabarán con la universidad.
ÑAPA. La narcoguerrilla está volviendo a la región de Urabá. Esta semana unas representantes de una ONG en Riosucio atacaron a una patrulla de la Policía Nacional, hirieron a varios agentes, entre ellos a un suboficial, al que le rompieron la nariz. Las mujeres fueron detenidas por asonada, pero desde la Vicepresidencia de la República llamaron para que fueran dejadas en libertad. ¿Si en este país no se respeta a la autoridad, entonces qué respeto podremos pedir los ciudadanos?
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