Antes de botar la cáscara de huevo en la caneca del reciclaje, tenga en cuenta que esto puede dañar toda una cadena de manejo de basuras en su edificio o unidad residencial.
Y es por reglamentación del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, organizaciones como las propiedades horizontales están obligadas a cumplir con el Plan de Manejo Integral de los Residuos Sólidos, Pmirs.
El cumplimiento de estos requerimientos ambientales y legales puede llevar a que muchas de estas propiedades reduzcan el volumen de sus desechos y se beneficien con ahorros en la tarifa que pagan de aseo en la cuenta de servicios públicos.
Omar Ramírez, supervisor operativo de Aceis, explica que, por lo regular, cuando se inicia la aplicación del Plan en una copropiedad, el cargo básico mensual fijo puede oscilar entre 38 y 56 mil pesos.
"Con un buen manejo de los residuos sólidos se puede llegar a obtener reducciones hasta del 70 por ciento. Hay propiedades que les ha bajado desde 26 ó 38 mil pesos hasta 7 u 8 mil pesos", señala Ramírez.
La razón de esta rebaja, comenta Leonilda Torres, de Múnera Torres Ltda., empresa de Administración de Propiedad Horizontal, se debe a que la basura que sale de la copropiedad y que tiene que desplazar la empresa recolectora es menor.
Todo un trabajo detrás
En este sentido muchas unidades y edificios residenciales hacen todo un trabajo de capacitación, información y compromiso de los copropietarios.
El montaje de un programa de manejo de residuos sólidos consiste en una capacitación de todo el personal de las viviendas, especialmente las empleadas del servicio y el personal operativo de la unidad o edificio, sobre cómo separar los desechos, cuáles materiales se pueden reciclar y qué se puede arrojar por el ducto o shut de basuras.
Así mismo, se define qué dotación de canecas, contenedores y elementos de seguridad se requieren, que los cuartos de almacenamiento cumplan con la normatividad del Área Metropolitana y se establecen los horarios y frecuencias de recolección de los materiales reciclables y en muchos casos los orgánicos.
El personal de oficios varios reúne el reciclaje, lo separa y clasifica y luego esto se vende. "A veces este dinero queda para la copropiedad o para el trabajador encargado de las separación de los materiales", comenta Leonilda.
Pero más que el ahorro en pesos al ser juicioso con las basuras, la verdadera ganancia se la lleva el medio ambiente. Por eso, no lo olvide: la cáscara de huevo, a la caneca que toca.
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